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nos. Se instala en la zona céntrica el servicio de agua corriente, se cons-
truye el sistema de cloacas que sobrevivirá al terremoto, llega la electri-
cidad, empiezan a funcionar los primeros teléfonos y, con la llegada de
los automóviles surge el interés por el mejoramiento de las calles, lo que
obliga a la eliminación de las acequias que regaban los fondos de las
casas y atravesaban las arterías y al adoquinado mediante piedras o ma-
deras.
La ciudad comienza a extenderse por sus cuatros costados y progresistas
gobiernos planifican su desarrollo. Como nunca, en esos años que van
desde el centenario hasta el terremoto de 1944, se construyen las rutas
que unen la ciudad con Calingasta, a Jáchal con Iglesia, se hacen canales
que permiten domesticar parte del desierto, surgen los puentes que po-
sibilitan a los vehículos el paso del río todo el año y una red de vías fé-
rreas consolida un sistema de transporte ferroviario urbano y semi
urbano que llegaba hasta el corazón en la ciudad.
Todo eso en un clima de agitación política muy marcado, de enfrenta-
miento con la Nación e incluso de crímenes que conmocionan al país,
como el asesinato del gobernador Amable Jones.
La tragedia mayor termina con esa etapa el 15 de enero de 1944.
El terremoto tira por tierra ese San Juan mitad moderno, mitad colonial
y hay que comenzar de nuevo. Y nace la ciudad moderna, con su arbo-
lado, su línea de edificación, sus avenidas, sus barrios, su sistema de ilu-
minación. Con sus debates a veces estériles, sus idas y venidas. Y el
increíble aporte de fondos que se traduce en obras que dan trabajo y ge-
neran progreso.
En esos años se crea la Facultad de Ingeniería, Arquitectura y Ciencias
Naturales, dependiente de la Universidad Nacional de Cuyo, que re-
presentaría un grandísimo aporte para la provincia.
Con ese marco comienza un acelerado proceso de cambio –aun incon-
cluso- que es necesario comprender en toda su magnitud si queremos
explicarnos procesos que estamos viviendo.
Digamos que aun cuando no existe un concepto universalmente acep-
tado de lo que se le llama “sociedad de la información”, la mayoría de
los autores concuerda en que desde aproximadamente 1.970 está en
marcha un acelerado cambio en la manera en que las sociedades fun-
cionan. Este cambio se refiere básicamente a que los medios de genera-
Juan Carlos Bataller