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“En San Juan
funciona una mafia
política y judicial,
que actúa
concertadamente”
“El Colegio de
Abogados es una
corporación de
tiburones de recio
golpe y grandes
fauces”.
g
g
Olmedo Cortez:
Ahora se ha sumado a la
posición de los rebeldes el Colegio de
Abogados...
Damianovich:
El Colegio de Abogados es
una corporación de tiburones de recio golpe y
grandes fauces. Está disconforme, lógicamen-
te, con la constitución de una corte sin previos
pactos de sumisión. La mafia judicial está
parando la maquinaria de la justicia y la pro-
fesional se compromete a no gestar asunto
alguno ante la corte mientras sus componen-
tes no cuenten con el visto bueno de las
influencias del senado. Esta es toda la discu-
sión, mi amigo.
Olmedo Cortez:
Pero están ganando adeptos.
Damianovich:
Y es lógico que así sea. ¿Para
que quieren jueces locales los senadores? ¿No
es una confesión de dolo la exigencia de
requerir jueces emparentados, solidarizados,
aliados profesionales? Observe, tenemos un
juez Mallea Gil, un diputado Mallea Gil, un
senador Mallea Gil.... ¿Puede haber indepen-
dencia de poderes así?
Olmedo Cortez:
Yo creo que hay que ordenar
inmediatamente la detención de los jueces
rebeldes. Lo que están haciendo es sedición.
Damianovich:
Fíjese en ese juez Teófilo
Castro. ¿Le ha mirado el rostro? Es un santia-
gueño, vale decir un aborigen de fondo torvo
y ladino, mirada de hiena y asimetría de sus
rasgos craneanos y faciales. Vive timbeando
en el Club Social, es coimero -dicen que
cobra hasta para dejar a un procesado en su
domicilio- y jugador incontenible, a punto que
abandona las audiencias para ir a jugar a la
taba. Voy a acusar criminalmente a Castro y
Flores Perramón y solicitar sus detenciones.
Estando en receso las cámaras, lo que imposi-
bilita el juicio político, y ante delitos comu-
nes, como son resoluciones sediciosas, esta-
mos en condiciones de actuar.
Fuente: “El crimen y el Poder”, escrito por Aquiles
Damianoviuch en 1.922 y resoluciones de Olmedo Cortez
De pronto el
Palacio de Justicia
perdio su actividad.
Los jueces habian
sidos desplazados
y los abogados, que
no reconocian a la
nueva corte, no
iniciaron nuevos
juicios.