El Nuevo Diario - page 10

Viernes 24 de junio de 2016
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SERGIO SINAY SOBRE EL NUEVO ROL DE LOS PADRES
Los padres
han aportado
menos porque
así esta armada
la estructura
cultural y
social, para
dejarlo un poco
más afuera de
esto y generar la
idea, en varones
y en mujeres, de
que los hijos son
un poquito más
de la mamá
Generamos
una sociedad
donde hay
hambre de
padres. Es
un hambre
extendida
en la sociedad
que va
acompañado,
según mi
punto de
vista, por un
empacho de
madre
“Con tanta presencia, las
madres terminan siendo
transmisoras del machismo”
D
esde niño, en las cálidas siestas
santiagueñas, Sergio Sinay so-
ñaba con poder escribir. Le en-
cantaba leer, igual que a su padre, y el
tiempo le dio la oportunidad de formarse
en psicología y sociología, también en as-
trología y dedicarse a escribir y dar confe-
rencias sobre los diversos problemas que
afectan la vida del ser humano. En sus li-
bros y artículos aborda la felicidad, el tra-
bajo, la pareja, el rol de los padres, la
relación de estos y sus hijos, la comunica-
ción, las redes sociales, incluso hasta la
política, sobre todo en su columna de Dia-
rio La Nación.
l l l
Esta semana el disertante estuvo en San
Juan, invitado por la Fundación OSDE, y
dio la charla “Ser padres es cosa de hom-
bres. Fundamentos y razones de un vín-
culo esencial”. Antes de la conferencia, en
el programa A Media Mañana, Mariano
Bataller y Luis Castro hablaron con Sinay
sobre la nueva mirada que propone para
el hombre como padre y la mujer como
madre cuando el tradicional modelo fami-
liar está en crisis.
—Usted dice: “ser padres es cosa de
hombres”, ¿es tan difícil ser padres?
—Creo que no es más difícil que en otras
épocas. Cambian las épocas y cambian
las dificultades. A ser padres se aprende
con los hijos.
—Pero hoy las personas se separan
cada vez más de ese rol dejándoselo al
Estado. Este es responsable de la edu-
cación, de garantizar el futuro de los
chicos, de controlar que no se alcoholi-
cen.
—Sí. Cuando no es el Estado es la es-
cuela, sino deberían ser los dueños de los
boliches los que pongan el horario de en-
trada y salida. Entonces el padre no apa-
rece nunca o casi en la tabla de descenso.
Se trata de recordar el papel del padre,
más allá de la provisión económica.
—Hoy la mujer también es proveedora
económica. ¿Dónde queda el padre?
—La madre es proveedora económica y el
padre todavía no es proveedor emocional.
Tendríamos que quitar ese umbral que
deja a la mujer adentro y al hombre afuera
y hacer un espacio común donde ambos
aporten lo que tienen. Los padres han
aportado menos porque así está armada
la estructura cultural y social, para dejarlo
un poco más afuera de esto y generar la
idea, en varones y en mujeres, de que los
hijos son un poquito más de la mamá. Si
bien lo concebimos entre los dos “necesi-
tan más de la mamá porque lo llevó en el
vientre”.
—Pero incluso desde lo jurídico siem-
pre se trató así. La patria potestad
suele quedar a cargo de la mujer.
—La justicia no es una ciencia pura sino
que participa de las creencias de una so-
ciedad. En la práctica un papá puede ali-
mentar tan bien como la mamá, amantar
no es la única manera de alimentar. Un
papá juega y puede hacerlo muy bien. La
diferencia física le permite jugar física-
mente mucho más que la mamá.
—Pero hay cosas que resultan más na-
turales en las madres, ¿cómo se hace
para romper esa barrera?
—Practicando. ¿Por qué la mamá sabe
antes por qué llora el bebé? Porque se le-
vantó todas las noches hasta que descu-
brió los diferentes tipos de llanto, porque
le asignaron el rol de levantarse todas las
noches. Entonces ella aprende y el papá
no.
—Pero si un hombre se queda en la
casa a cargo de un menor y la mujer
sale a trabajar, la sociedad dice “es un
vago mantenido”.
—Le pueden decir cosas peores. Ese
papá está tomando una decisión y cuando
sus hijos sean adultos van a decir que su
padre los acompañó. Mientras, que digan
lo que digan, porque en ese decir el resul-
tado es que generamos una sociedad
donde hay hambre de padres. Es un ham-
bre extendida en la sociedad que va
acompañado, según mi punto de vista,
por un empacho de madre. Muchas veces
las madres, con tanta presencia, terminan
siendo transmisoras del machismo.
—¿Esto es común en ciertos países o
culturas, como en la católica, la latina?
—Sí, pero también se da en otras culturas
orientales a su manera. Creo que tiene
que ver con periodos de la evolución de la
humanidad y se da en cada país de dife-
rentes maneras. Los argentinos tendemos
a decir que no somos tan machistas como
otros países latinoamericanos, pero qui-
zás somos más caretas.
—Los hijos, ¿van a poder adquirir
estas modalidades?
—Van a poder en la medida que se las
transmitamos a ellos. Uno en general em-
pieza siendo padre como fueron padres
con uno. Creo que los cambios de los va-
rones no van a ser masivos como fueron
los de las mujeres. Los varones tenemos
que ir desde la parte ancha del embudo a
la angosta; desde el mundo externo que
siempre ha sido nuestro territorio a la inti-
midad. Las mujeres salieron de la intimi-
dad a lo público, se fueron encontrando y
avanzaron juntas. Los cambios en los va-
rones van a ser individuales, producto de
decisiones personales que requieren
enorme coraje.
Si el hombre ya no es esencial para el sustento
económico de la familia, ¿qué rol le cabe?,
¿y si deciden quedarse en casa, a cargo de
sus hijos?, ¿Por qué muchas mujeres adoptan
actitudes machistas al insertarse en el mundo
laboral?, ¿por qué son necesarias las
obligaciones y los límites en la familia
y en la sociedad?
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