Los datos biográficos
Digamos que el presidente de la sesión
histórica del Congreso de Tucumán,
Francisco Narciso de Laprida nació el
28 de octubre de 1786, en la provincia
de San Juan.
Hijo de José Ventura Laprida, comer-
ciante español que llegó de Asturias a
estas tierras, y de María Ignacia Sán-
chez de Loria, sanjuanina y proveniente
Es el sanjuanino más mencionado en Internet
después de Sarmiento; Borges le dedicó uno de
sus mejores poemas, todas las ciudades tienen
calles con su nombre. Sin embargo, los
historiadores sanjuaninos han dedicado muy
poco espacio al coterráneo que presidió el
Congreso de Tucumán.
de una familia tradicional, el niño Fran-
cisco realizó sus primeras letras en su
ciudad natal, pero el pequeño fue lle-
vado a estudiar al Real Colegio de San
Carlos, en Buenos Aires. Luego partió
hacia Chile en donde la familia Laprida
se estableció y continuó sus estudios.
En Chile, Laprida prosiguió con su for-
mación superior en la Universidad de
San Felipe en donde se graduó como li-
cenciado y doctor en leyes el 29 de
enero de 1810.
Un año después regresó a San Juan
donde, en 1812, fue elegido síndico pro-
curador del Cabildo y luego, alcalde de
primer voto. A partir de ese momento,
Laprida integró el reducido aunque pres-
tigioso grupo de hombres de leyes que
tenía la provincia en aquellos tiempos,
junto a José Ignacio De la Roza, Javier
Godoy, Posidio Rojo, Juan Crisóstomo
Quiroga y Manuel Aberastain.
Cabeza de
un movimiento
La primera actuación política de impor-
tancia del joven abogado se produce
tras la designación del primer teniente
gobernador que tuvo la provincia, el por-
teño Saturnino Sarassa.
Viernes 2 de septiembre de 2016
LAPRIDA
Ese ilustre
ignorado
S
i usted coloca su nombre en los
principales buscadores de inter-
net, lo encuentra mencionado
miles de veces. Entre los histo-
riadores mendocinos su figura tiene
también envergadura, especialmente
porque en esa provincia murió.
Es imposible referirse a una de las cele-
braciones patrias –el 9 de julio- sin men-
cionar al hombre que presidió el
Congreso de Tucumán, ámbito donde
se declaró nuestra independencia.
En todas las ciudades del país, alguna
calle recuerda su nombre y hasta hay lo-
calidades que lo llevan en puntos de la
geografía nacional.
Sin embargo, la figura de Francisco Nar-
ciso de Laprida no ha resultado atractiva
para los historiadores sanjuaninos.
Nadie recuerda el día de su muerte ni el
de su natalicio.
Pocos y repetidos son los datos que
proporcionan los investigadores y en el
caso de nuestro máximo historiador, Ho-
racio Videla
, hay una disparidad más
que manifiesta entre el tratamiento
dado a la figura del otro congresal,
Fray Justo Santa María de Oro y el
dado a Laprida.
En su
Historia de San Juan
(resumida,
de la colección Plus Ultra), Horacio Vi-
dela dice en la página 111: “Tres meses
después de la elección de Oro y repa-
rando que por su población le corres-
pondían dos representantes, San Juan
eligió a su segundo diputado el 12 de
septiembre: el doctor Francisco Narciso
de Laprida,
ciudadano apasionado
pero escrupuloso,
quién impugnó su
propia elección por no haberse convo-
cado a los cuarteles de la campaña, sin
que su enfoque jurídico, exacto desde
luego, prosperara en razón de las ur-
gencias de la hora”.
A partir de allí el capítulo está referido
fundamentalmente a destacar el papel
de Fray Justo Santa María de Oro en el
Congreso de Tucumán.
Al tratar el tema de la declaración de la
independencia en su
Historia de San
Juan,
Héctor Arias y Carmen Peñaloza,
dedican también muy pocas líneas al
ilustre sanjuanino. En su página 100
dicen:
“para el mes de julio fue electo
presidente del cuerpo el doctor Fran-
cisco Narciso de Laprida y así se
llega a la histórica sesión del 9 de
julio”.
En general, los historiadores saltan de
ese momento –el Congreso de Tucu-
mán- a la muerte del ilustre prócer, ocu-
rrida en 1829, en la llamada Acción de
Pilar, en Mendoza.
4
Este artículo forma parte del
libro
“Los próceres en carne
viva”
de Juan Carlos Bataller
historia
Según algunos
historiadores,
Laprida fue iniciado
masón en la Logia
Lautaro de Mendoza
y posteriormente
trabajó en la Logia
San Juan de la
Frontera de San Juan
de la que fue su
Venerable Maestro
(Presidente) durante
tres períodos.