la_cena_de_los_jueves2 - page 48

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JONES
Un personaje llamado
Honorio R. Guiñazú
H
onorio R. Guiñazú se llamaba y de
pronto se había transformado en un
personaje del que todos hablaban.
Lo había traído Amable Jones y manejaba la
estratégica secretaría general.
Aunque nunca mostró sus títulos, se hacía lla-
mar doctor. Y decía que era miembro de la
Ilustre Sociedad Científica de Chile.
Aseguraba que había escrito varios libros.
Mencionaba, entre ellos, varias novelas: “Era
mi padre”, “La mejor riqueza”, “Sombras”,
“Sangre de mi sangre” y “La novela de la
música”.
Polifacético, juraba que también incursionaba
en la poesía y entre sus estudios poéticos
figuraban temas como: “Empujes de una
raza”, “El dolor de mi vida” y “Fantasías
araucanas”.
No contento con ello hablaba sobre estudios
histórcos realizados sobre los frailes de Chile
y sus “tres años con los indios”. Y menciona-
ba sus estudios políticos: “La libertad ante la
historia” y “los movimientos de la democra-
cia”.
Lo cierto es que nadie había leido algo escrito
por Guiñazú. Pero él afirmaba:
—Estoy preparando un estudio sobre las
victorias del radicalismo y sobre los bando-
leros de la pluma en el que voy a hablar de
toda la delincuencia que rodea al pseudo
periodismo.
En esos días los principales diarios argentinos
—La Prensa, La Nación, Los Andes de
Mendoza—, además de los sanjuaninos, criti-
caba a Jones por haber intervenido los otros
poderes del Estado.
Ante ello, los radicales querían sacar un
periodico que llevaría por nombre Nueva
Era..
Naturalmente, atrás de la iniciativa estaba
Guiñazú. Y aquella tarde, hablando con corre-
ligionarios, aprovechó para explicarles lo que
pensaba del periodismo.
—Es imprescindible que tengamos nuestro
propio diario. Ya comenzamos a recibir
muchas presiones.
—¿A qué se refiere, doctor?—, le pregunta-
ron los amigos.
Guiñazù hizo un gesto como diciendo...
“¡si
yo hablara...!”
y esperó que aumentara la
espectativa. tras carraspear, dijo:
—Ustedes sabrán que en los Estados Unidos
cualquier bandido de la pluma inventa una
mala reputación para practicar un chantaje. Lo
hacen aparecer al sujeto que sirve como moti-
vo de chantaje como un criminal, como un
tipo de cárcel, de mala ley, como un desacre-
ditado en último extremo.
—¿Y por qué lo hacen?
—Una vez que producen el hecho, los escri-
bas criminales ejercitan su chantaje, cobran
dinero por esa gran amenaza y después que
han hecho toda esa plataforma de la estafa, se
llaman a silencio porque han logrado su obje-
tivo.
—No serán todos, doctor...
—Pero son muchos. En San Juan se está pre-
tendiendo hacer lo mismo. Se ha querido
sacar por estos medios dinero al gobierno.
Pero este, que está representado por un hom-
bre que conoce todos los secretos de la vida
neoyorkina, les ha dicho: “péguenme, cóman-
me, critíquenme, ládrenme como los perros
salvajes, háganme lo que quieran. Pero yo no
doy plata. Porque los dineros del Estado son
sagrados intereses del pueblo y yo no los
entrego sino al pueblo”.
—¿Eso ha dicho el gobernador...?
—Eso ha dicho. Esa es la razón del por qué
grandes diarios argentinos, acostumbrados a
esa escuela americana, critican al gobernador
de San Juan. Esta es la razón de que muchos
interesados en seguir en la escuela de la
inmoralidad endiosan la política de la injusti-
cia y hacen aparecer a elementos incapaces
como instrumentos perfectos de moralidad e
inteligencia. ¡Qué sarcasmo!.
Varios eran los
diarios que
aparecían en San
Juan en aquellos
años. Nueva Epoca
apoyaba al gobierno
radical. Debates,
se autodenominaba
independiente y
apoyaba una
idiología progresista
y renovadora de
tendencia liberal.
Diario Nuevo nunca
vio con simpatía a
Cantoni y
El Porvenir era el
órgano de prensa del
arzobispado, muy
mesurado en su
estilo.
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