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JONES
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Domingo 20 — 7,15 horas
—Doctor Jones, vine temprano a verlo
porque deseo invitarlo a una reunión polí-
tica que se ha organizado en
Desamparados donde debo hablar.
—¿Y cuando es la reunión?
—Al mediodía, doctor. Creo que su presen-
cia va a ser muy bien recibida...
—Amigo Alvarez, lamentablemente no voy a
poder concurrir pues he quedado comprometi-
do con el señor Juan Meglioli para ir a la pro-
piedad que tiene en Pocito.
La reunión a primera hora de la mañana tenía
lugar en el domicilio particular del doctor
Jones, ubicado en la calle Mitre 90.
Su visitante era Florencio Alvarez, jefe de la
única fracción radical reconocida por el comi-
té nacional.
Florencio Alvarez había nacido en San Juan y
se recibió de agrónomo en 1905, en la escue-
la Santa Catalina. Luego se fue a estudiar —
estuvo dos años— en la Facultad de
Agronomía de la Chacarita.
Fue profesor y jefe de cultivos de la primera
escuela Normal Rural de Paraná, director de
la escuela agropecuaria de Villaguay y direc-
tor de otra escuela de agronomía de
Bellavista, Corrientes.
Ascendido a agrónomo de primera, fue desig-
nado para ocupar ese cargo en San Juan.
Admirador de Irigoyen, fue comisionado y
jefe político en Rivadavia, durante la inter-
vención de Escobar.
Con la llegada de Jones a la provincia, había
tenido acceso a la presidencia de la Unión
Cívica Radical, se mantenía firme junto al
gobernador y había sido candidato a diputado
por Calingasta.
—A propósito, Alvarez, ¿como ve la situa-
ción?
—Doctor, lo que está pasando era previsible.
—Yo no se donde quieren llegar...
—Pienso que debe tomar algunas precaucio-
nes. Usted habrá escuchado las amenazas de
Cantoni y los intransigentes.
—Sí, me he enterado. No creo que lleguen
a tanto...
—Doctor, usted no conoce a esta gente. Es
capaz de todo...
—Mire, amigo Alvarez, de poco valen las
precauciones. Cuando a un hombre le llega
su hora, nada puede evitarlo...
En ese momento informaron a Jones que
había llegado el ministro de Gobierno.
—Yo aprovecho para dejarlo, doctor.
—Bueno, Alvarez. Si se hace un tiempito lo
espero en Pocito donde seguramente pasare-
mos la tarde. Caso contrario véngase esta
noche y me cuenta como le fue en
Desamparados.
Domingo 20 – 7,30 horas
paquete que tenía y le entregó el artefacto a
Joanasi.
—Te voy a dejar este explosivo para que
cubran la retirada si las cosas se ponen
feas. Vení Alejandro que te voy a enseñar
como se tira...
Llegó el momento de la separación de los gru-
pos.
Elio Cantoni, como siempre, permanecía
callado. Porto en cambio dió la última arenga:
—Muchachos, hoy las cosas van a cambiar
en San Juan. La revolución está en marcha
y ustedes tienen el orgullo de ser los que
darán el primer paso.
Hubo abrazos y apretones de manos.
—Confío en vos, Emilio—,
dijo Porto. Elio
apretó fuerte la mano derecha de Sancassani
con sus dos manos y sólo dijo:
—Mucha suerte.
Santamaría también se abrazó a Sancassani.
—Vos esperá el telegrama que te traerá
Pelleriti. Apenas confirme que viajan te lo
mando...
Minutos después Elio, Porto, Reinoso y
Pelleriti se retiraban.
Clavel se acercó a Porto y le dijo:
—Ingeniero, mi mujer está muy mal, sufre
crisis nerviosas y usted sabe que tengo tres
niños chicos. Si algo me pasara, por favor,
no la dejen sola.
Porto lo abrazó y le aseguró:
—Quedate tranquilo, nosotros responde-
mos por todo. Pero lo único que va a pasar
mañana es que vamos a desalojar al traidor
de Jones y pronto seremos gobierno para
que las cosas cambien.
1921
20
NOVIEMBRE
Domingo
Florencio Alvarez