Viernes 4 de diciembre de 2015
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La barra de Pocito
Desde chico, hasta la actualidad, el gobernador tuvo su grupo de amigos
en Pocito. Son amigos de la infancia y algunos fueron compañeros de de-
partamento cuando estudió en Córdoba. En esa barra, entre otros, esta-
ban: Juan Flores, actual secretario de la Gobernación; Orlando Pelegrina,
Gustavo “Pili” Paredes, Javier “Tito” Marcos, todos pocitanos. A ellos se
sumó Pablo García Nieto.
El punto de encuentro de la barra solía ser la entrada de la casa del go-
bernador, ahí se quedaban charlando o de ahí partían a jugar a la pelota,
andar en bicicleta o a las salidas de los sábados. El primo de Sergio, José
Luis Estévez, oficiaba de taxista. Él cuenta: “Ellos iban a fiestitas escola-
res. Yo los llevaba al centro y quedábamos de acuerdo para juntarnos a
las cinco de la mañana en la puerta de la catedral. A esa hora los buscaba
y volvíamos”.
Cuando fueron más grandes empezaron a salir en los autos de sus pa-
dres. Una vez, se fueron en el Renault 12 de Coco al dique. Orlando
cuenta “Sergio se metió a bañar y perdió las llaves del auto. Creo que de-
sarmamos el auto. El padre casi nos mató. El Coco era muy parecido a
Sergio, muy buena persona y de personalidad fuerte”.
Pili Paredes recuerda que Sergio “era líder en la barra, en las salidas, en
emprender algún negocio, estaba siempre proponiendo cosas. Se llevaba
muy bien con todos y lo seguíamos mucho”. Siendo adolescentes en más
de una oportunidad intentaron distintas formas para ganar algo de dinero.
Una vez, se anotaron para trabajar en la cosecha en la finca que adminis-
traba el padre de Tito Marcos, pero duraron muy poco gameleando.
Los años en Córdoba
Sergio Uñac empezó la carrera de Abogacía en la Universidad Católica de
Cuyo y luego se cambió a la Universidad Nacional de Córdoba, junto con
Pablo García Nieto. Allá compartía el departamento con Pablo y con algu-
nos de sus amigos pocitanos: Gustavo Paredes y Orlando Pelegrina, que
estudiaban medicina, y Tito Marcos, que estudiaba abogacía y luego entró
a la policía.
Orlando recuerda que el gobernador era meticuloso. “Es un tipo de mucha
dedicación, en todo lo que iniciaba trataba de buscar la perfección. Él fue el
nexo entre médicos y abogados, cuando había discusión, lograba que las
cosas se tranquilizaran y volvieran a su forma normal”. “Era bastante res-
ponsable con el estudio, de los cinco diría que era el mas responsable.
Aparte en los últimos dos años no estaba tan bien económicamente, y como
el padre ya estaba en política, quería venirse con él, explica Paredes.
Además, respecto a las tareas de la casa, Pelegrina cuenta que “a cada
uno le tocaba lavar los platos una vez a la semana. Como muchas veces
nos olvidábamos, él (Sergio) dijo que aquel que no lavara los platos iba a
tener un castigo, con tan mala suerte que justo ese día le tocaba lavar a
él, así que el castigo lo tuvo que cumplir él”.
El amigo que llegó desde Rawson
“A Sergio lo conozco porque fuimos compañeros en el Colegio Don Bosco. Cuando
teníamos doble turno, por ahí nos quedábamos a almorzar en el colegio y nos hici-
mos amigos. Comenzamos a estudiar Derecho en la Universidad Católica de Cuyo,
después nos fuimos a Córdoba”, cuenta el diputado provincial Pablo García Nieto.
Entre la secundaria y la universidad, comenzó a vislumbrarse la pasión de ambos
por la política. “Hablábamos de lo que se podía hacer para mejorar Pocito y San
Juan. Pensábamos, qué lindo sería hacer esto… por ahí pasaban los sueños”. Así
fue que, aparte del estudio, compartieron sus primeros años de militancia en la Ju-
ventud Universitaria Peronista de Córdoba.
l
Pablo recuerda que en la escuela les iba bien y que en la facultad llevaban casi
todas las materias juntos y al día. Hasta tenían una especie de cábala. Cuando ren-
dían juntos, Sergio siempre se inscribía primero que Pablo y rendía antes. En la se-
gunda materia que rindieron, “Introducción al derecho”, los reprobaron, volvieron a
presentarse y llegó el turno de Sergio. “Él se sentó, expuso su tema, el profesor le
dijo: “Muy bien, Uñac”, entonces él se levantó y se fue. Nos quedamos todos hela-
dos y el profesor lo llamó. “Venga, Uñac, que todavía no ha terminado su examen”
y volvió rojo”. Por suerte esa vez aprobaron.
La carrera de Coco y sus hijos
Mario Zaguirre recuerda que su tío Coco Uñac entró en el Partido Justicialista práctica-
mente a la par de sus hijos. Él “empieza a militar en la época de Escobar. Este buscó en
Pocito una persona que fuera representativa del departamento, que tuviera una imagen
limpia. Él (Coco), alentado por sus hijos, aceptó meterse y le fue muy bien. Fue el primer
intendente reelecto en la historia de Pocito. Era un tipo muy derecho, serio. Incluso en la
mente del exgobernador Gioja, él estuvo como candidato a vicegobernador”. “Sergio y
Rubén han sido más políticos que el padre. Fueron sus compañeros constantes, sus
asesores. Estuvieron al lado de él en la primera intendencia, después continuaron y
Coco se sintió muy apoyado por ellos. Fue el inicio de ambos, del padre y de ellos de-
trás, apoyando, haciendo que su padre llegara. Tenían un gran amor por su papá”.
El gran modelo, que sigue guiando
Sergio ha sido no solo muy compañero de su hermano Rubén, sino también de
su padre Joaquín “Coco” Uñac, que fue para ambos un gran modelo. Trabajaron
juntos para que Coco llegara a la intendencia y, una vez logrado ese objetivo,
Sergio acompañó a su papá siendo abogado del municipio. Y no solo trabajaba
en lo legal, aparte, se ocupaba de las relaciones políticas dentro del departa-
mento. José Luis Estévez Uñac recuerda que fue Pedro Isidro Carmona, vecino
militante del justicialismo, quien conversó largas horas con Sergio, hablándole de
política y animándolo a que le insistiera a Joaquín para que se sumara al partido.
Coco murió ejerciendo su segundo mandato como intendente y, en las siguientes
elecciones, Sergio comenzó a vislumbrarse como un líder fuerte dentro del justi-
cialismo en Pocito.
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