El Nuevo Diario - page 7

que traspasaron nuestras fronteras
Viernes 18 de mayo de 2018
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SANTIAGO GRAFFIGNA
El italiano
innovador
QUINTO PULENTA
El imperio
vitivinícola
que nació
en San Juan
G
raffigna es un apellido ligado
a San Juan. La bodega fami-
liar, comprada hace años por
Pernod Ricard- es de las más impor-
tantes del país. Y la historia con San
Juan comienza en 1862 cuando llegó
José Graffigna, al que le siguió en
1865 su hermano Juan.
El sobrino de ellos, Santiago Graf-
figna, arribó al país en 1876, llamado
por sus tíos, y fue quien, verdadera-
mente, dio comienzo a la gran em-
presa.
La familia edificó varias bodegas y
con la llegada del tren, vieron crecer
exponencialmente sus ventas en todo
el país y el extranjero.
La empresa llegó a tener la cuba con
mayor capacidad en Sudamérica y
llegaron con sus vinos Graffigna y
Colón, a todos los rincones del país.
Si bien Santiago falleció en 1923, su
legado quedó ligado eternamente a la
industria madre sanjuanina. No es ca-
sualidad que la bodega Graffigna
fuese quien Introdujo en la Argentina
el uso del frío en la vinificación, insta-
lando los primeros compresores. Tam-
bién fueron pioneros en utilizar
anhídrido sulfuroso líquido y dosable,
técnicas y productos que les permitie-
ron hacer nuevos vinos.
Construyeron en La Rinconada una
bodega que seguía un proceso en
pendiente que trasladaba la uva por
gravedad y fueron de los primeros bo-
degueros en el país en ponerle marca
a un vino. En las primeras décadas
del Siglo XX, la bodega trae más de
800 variedades de uvas de diferentes
países de Europa para ser estudia-
das, lo cual resulta en la colección
más completa de cepas en Argentina.
S
i bien desde hace años Peñaflor es
propiedad de capitales foráneos, la
familia Pulenta siempre estará ligada
a la mayor empresa vitivinícola argentina.
El matrimonio Polenta, compuesto por An-
gelo Antonio Polenta y Palma Carola Spin-
santi se embarcó desde Italia hacia la
Argentina en octubre de 1902, con su hijo
Quinto.
Sólo con llegar al país, su nombre había
cambiado: Polenta se había transformado
en Pulenta.
En un primer momento se asentaron en
Mendoza, donde nacieron otros hijos: María,
Darío, Augusto, Casimira y Rosa. Los Pu-
lenta trabajaron como contratistas y des-
pués de un tiempo pusieron un almacén de
ramos generales.
Pero el verdadero crecimiento se hizo espe-
rar hasta el traslado a San Juan cuando en
1912 se instalaron en San Isidro, Angaco
Sur, actual departamento San Martín.
Aquí nacieron Adelina, Angela, Antonio y Al-
fredo. Los Pulenta levantaron su casa y una
pequeña bodega en el terreno adquirido,
inaugurando su camino en la vitivinicultura.
Se iniciaba una empresa familiar que ya no
dejaría de crecer.
Quinto, varios años mayor que sus herma-
nos, fue el que transformó la modesta bo-
dega sanjuanina en una empresa de distri-
bución en todo el país.
La sociedad familiar se convierte en socie-
dad anónima en 1941 con la denominación
Pulenta Hermanos; luego pasa a llamarse
Peñaflor Sociedad Anónima, en los 60, in-
corporándose luego Bodegas Trapiche al
grupo que, para fines de los 90 se converti-
ría en uno de los grupos empresariales más
importantes del país. Tanto se agrandó la
familia que, con tantos primos, era imposi-
ble manejarla y terminó vendiéndose.
Varios de sus descendientes tienen bode-
gas en Mendoza y San Juan y siguieron
con el legado de una generación que creó
un imperio en el mundo del vino.
En esta foto apa-
recen Quinto, la
"Nona" María
Magdalena Filo-
mena Giaccaglia,
Darío, Palma
(Palmina) Carola
Spinsanti con su
hijo Augusto en
brazos, Angelo
Antonio Pulenta y
María. (Fuentes:
Album "Nuestra
familia")
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