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E
l General San
Martín siempre
estuvo muy agra-
decido al pueblo sanjua-
nino. En recompensa por
sus sacrificios, una vez
terminada la guerra obse-
quió a esta provincia dos
trofeos de la Batalla de
Chacabuco. Se trataba
de dos banderas toma-
das a los realistas, una
de ellas pertenecía al re-
gimiento de Talavera.
Esta bandera fue dejada
en custodia en la Iglesia
Matriz (luego Catedral),
mientras que el otro tro-
feo se guardó en el Tem-
plo de San Agustín. Esta
última se perdió al de-
rrumbarse esta vieja igle-
sia en la inundación de
1833. Por su parte, la
Bandera de Talavera fue
sacada de San Juan y
estuvo durante muchos
años en el Museo Histó-
rico Nacional. Gracias a
las gestiones de muchos
sanjuaninos y de sus re-
presentantes, esta insig-
nia, que desde 1990
había sido declarada pa-
trimonio histórico provin-
cial, fue regresada a San
Juan en virtud de lo orde-
nado por una ley del
Congreso Nacional, en el
año 2000. Desde enton-
ces está en nuestra pro-
vincia.
Reconocimiento
a la provincia
1-
Dialogar y expresar juicios de valor sobre la tras-
cendencia de las acciones del Gral Manuel Bel-
grano, de Martín Guemes y del Almte Brown para la
gesta sanmartiniana
2-
Realizar un cuadro sinóptico del accionar de San
Martín desde su regreso a la patria hasta 1822.
3-
Ampliar el mapa del Cruce de los Andes; observar
el itinerario que siguieron las 6 columnas. Describir
el itinerario de la columna principal.
4-
Explicar en qué forma el Gral San Martín expresó
su reconocimiento a San Juan.
5-
Visitar la Celda histórica de San Martín sita en
Convento Santo Domíngo (por calle Laprida). Hacer
un registro del mobiliario y otros objetos que en ella
se encuentran
6-
Ver el video del cruce sanmartiniano, compartir
impresiones y expresarlas en lenguaje escrito, musi-
cal o plástico.
7-
Consignar desde cuándo se reedita el Cruce San-
martiniano (Columna principal); cuál es el propósito;
cuantos veces se ha realizado, desde qué año,
cuando fue el último, fechas en que se realizó y par-
ticipantes. Alguna nota particular de una de las trave-
sías.
Actividades
Martina
Chapanay
LEYENDAS
M
artina Chapanay, según los datos obrantes
en los libros de Bautismo de la Iglesia de la
Merced de San Juan, nació el 15 de marzo
de 1799, hija del último Cacique Huarpe Ambrosio
Chapanay y de Mercedes Gonzáles, “mujer blanca”,
quien según la leyenda habría sido primero su cau-
tiva y luego su esposa.
Por lo tanto Martina es sanjuanina y por sus venas
corría sangre huarpe. Su padre fue Cacique de la
tribu de Zonda y su abuelo paterno Alonso Chapa-
nay, de Valle Fértil. Es la última princesa huarpe
l l l
Hasta aquí los pocos datos verosímiles de “la Mar-
tina” leyenda de estas tierras; y como en toda le-
yenda, la realidad y la imaginación se entrecruzan,
incrementándose ésta por el relato oral de las haza-
ñas de esta singular mujer.
Singular por su aspecto físico de rasgos muy defini-
dos, hermosa, pero también por su carácter y perso-
nalidad “indomable”. Excelente jinete, experta con el
lazo y las boleadoras, precisa cuchillera; hábil para
nadar, cazar y pescar. Admirada por el gauchaje y
temida por otros.
l l l
Se cuenta que su padre pretendió moderarla e ins-
truirla y a tal fin la entregó a una señora Doña Clara
Sánchez. En esa casa conoció entre la peonada a
un bandolero de apellido Cruz, su primer amor. Se
fugaron al campo probablemente a la Laguna del
Rosario; “dicen que la Martina encerró a todos los
que vivían en la casa de Doña Clara para que no los
siguieran”. Es la etapa de su vida en que se hace
salteadora de caminos.
Relata Cesar Carmona Baigorrí que después la Mar-
tina se enamoró de un joven extranjero. Al darse
cuenta Cruz la golpeó y mató al extranjero. Pero la
Martina lo atravesó con su lanza y se hizo jefa de la
banda.
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Al liberarse de él decidió hacer el bien a su manera:
quitar a los ricos para dar a los pobres (al estilo de
José Dolores y otros bandoleros rurales de aquellas
épocas) motivo por el cual era muy querida, obede-
cida y protegida si el caso lo exigía. Era una “ladrona
buena”.