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¿Qué pasó
después?
Diez días más tarde:
cambios en el acta
En una reunión realizada el 19 de julio los
congresales acordaron modificar el Acta que
habían firmado el día 9. Donde decía “una
nación libre e independiente de los reyes de
España y su metrópoli”, le agregaron: “y de
toda otra dominación extranjera”. Era una
respuesta a los rumores que decían que los
congresales tenían intenciones de crear una
monarquía y luego entregar la corona a la
casa real portuguesa.
Siguen los debates
El Congreso se reunió para debatir el
tema de la forma de gobierno los días 15, 19
y 31 y de julio y 5 y 6 de agosto de 1816.
Aunque la mayoría se inclinaba por instaurar
una monarquía, esta posición no triunfó.
21 de julio: el juramento
Los diputados juraron la Independen-
cia en un acto al que asistió el gobernador
de Tucumán, funcionarios eclesiásticos, mili-
tares e invitados especiales.
El 5 de agosto de 1816 el pueblo de
San Juan juró la Independencia.
Hubo Misa, Te Deum y fiesta en las calles.
1817
l
El Congreso se trasladó a Buenos Aires.
l
Los diputados sanjuaninos regresaron a
su provincia.
l
En ese año San Martín cruzó los Andes.
1819
Se sancionó la
primera Constitución
que optó por una forma republicana de go-
bierno, y era unitaria (el Director Supremo
tenía la potestad de nombrar a los goberna-
dores de provincias). Se opusieron Santa Fé,
el Litoral y la Banda Oriental y terminó
siendo rechazada por los pueblos del inte-
rior.
11 de febrero de 1820:
como consecuencia de la batalla de
Cepeda, el Congreso fue disuelto, lo mismo
que el Directorio.
La provincia y su gente
S
an Juan era, en 1816, una ciudad de más de dos siglos. La
pequeña aldea de viviendas de adobes con techos de
caña y barro lucía ahora casonas de tres patios, con revo-
ques de barro a la cal y a veces un zocalillo de piedra laja. Una
ancha puerta de hojas macizas de algarrobo abría la vida familiar
a las calles, en su mayoría sin árboles. En 1816 todavía no se
abrían las cuatro “calles anchas”.
De los casi
13.000 habitantes que se habían censado en la pro-
vincia en 1812
, poco más de 3.500 vivían en la ciudad. Las zonas
rurales, despobladas sólo un siglo atrás, habían crecido.
Entre quienes habitaban San Juan a pocos años de la Revolución
de Mayo, 4.440 eran americanos (criollos y mestizos), 65 españo-
les, 31 extranjeros, 5799 indios, 2677 negros y 67 religiosos. Es
probable que la población “americana” del San Juan de entonces
fuera mestiza en elevada proporción.
Una economía
en crisis
L
a agricultura era una de las principales
actividades; la ganadería era limitada
pero próspera. La economía de San
Juan se sostenía en gran parte con la venta a
otras regiones de vinos, aguardientes y frutas
secas, pero las guerras de la independencia
dificultaban el comercio. Además, las contribu-
ciones extraordinarias solicitadas por los go-
bernantes en nombre de la patria para
sostener el Ejército del Norte y luego para
armar el Ejército de Los Andes trajeron mucha
pobreza a San Juan. De esta provincia salie-
ron, desde 1810 en adelante, numerosos en-
víos de dinero, joyas, mercaderías, así como
mulas y cientos de soldados. El año 1816 fue
el de los mayores esfuerzos.