Juan Carlos Bataller
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ameno en la charla y hasta nos invitó para un nuevo almuerzo en la em-
bajada.
Ese segundo almuerzo, al que Ivelise invitó también a mi esposa, fue
muy grato y transcurrió entre anécdotas y recuerdos.
Luego, a la hora del café, Bravo comentó lo que parecía una confesión.
Y pidiendo las reservas del caso nos dijo:
—¿Ustedes saben que puedo ser el próximo secretario general de las
Naciones Unidas?
Nos miramos con Riviere pues no poseíamos esa información.
Sabíamos, sí, que un latinoamericano podía ser el próximo secretario
general. Se hablaba del peruano Javier Pérez de Cuéllar. Y nos parecía
muy difícil que pudiera llegar al cargo el representante de un país go-
bernado por militares y con conflictos abiertos con Chile e Inglaterra.
—Tantos años en Moscú han hecho que ganara la confianza del Krem-
lin y si la Argentina postulara mi nombre, seguramente me apoyarían.
A su vez, soy muy amigo de Alejandro Orfila, secretario general de
la OEA y hombre de total confianza de los Estados Unidos. Todo pasa
por lograr la postulación de nuestro país—,
argumentó don Leopoldo.
En general, los periodistas a los que nos ha tocado desempeñarnos en
el plano internacional
aprendemos a escuchar todo y a no opinar de
nada ante los protagonistas.
Luego del almuerzo, Rolando, que era un periodista avezado, con dos
décadas de moverse en la política internacional, me comentó:
—Es muy hábil este hombre. Fíjate cómo sin apoyo de ningún tipo y
menos aun de su gobierno, está tratando de imponer su nombre para
el máximo cargo internacional. Si no lo logra, al menos se posiciona
internamente en la Argentina. El sabe que la clave pasa porque Clarín
y La Nación se hagan eco de la versión.
Nosotros podíamos reflejar noticias pero no nos hacíamos ecos de ver-
siones. Por supuesto, nada publicamos. Y Pérez de Cuellar fue electo
secretario general.
Cuando a los pocos meses Bravo dejó la embajada para asumir como
gobernador de San Juan, recuerdo que Riviere me dijo:
—Debe ser duro para Bravo volver a San Juan. El ya está hecho a la
vida europea y a la gran política. La gobernación es para él un cas-
tigo…