Juan Carlos Bataller
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político, de sonrisa fácil y abrazo siempre listo.
A cambio de eso, era un hombre respetado, escuchado, ducho en supe-
rar los momentos de crisis.
Acosta daba la imagen del profesional exitoso que no abandona su sitio
en la clase media alta, aunque los honores públicos hayan sido muchos.
Apegado a las formas, cuidadoso de las expresiones, siempre.
Llegó a la gobernación por esas piruetas de la historia, tras la destitución
del gobernador Alfredo Avelín. Y cuando asumió tuvo las convicciones
y la fuerza para imponer sus conceptos en una provincia con graves pro-
blemas económicos y sociales.
Algo que no fue fácil pues llegó al cargo con una estructura –como fue
la de la Alianza—
destruida
y con su partido –el bloquismo— con
pro-
fundas divisiones internas.
El hombre que vino de 9 de Julio
No venía de un hogar de opulencia. Tampoco era hijo de intelectuales.
Wbaldino nació el 1 de agosto de 1938 en 9 de Julio. Sus padres se lla-
maban Segundo Acosta (un criollo de ley) y Encarnación Ortega, nacida
en España.
Cuando terminó el secundario, partió rumbo a La Plata de donde re-
gresó años después con el título de abogado.
Se casó el 9 de julio de 1970 en la cripta de la Iglesia Catedral, con Tere-
sita Beatriz Zapata, descendiente de una familia a la que perteneció el
único obispo sanjuanino de nacimiento que tuvo la provincia:
monseñor
Marcos Zapata.
Fueron padrinos por la novia, su tío Ramón Aguedo Herrero y su
madre, Lola Herrero de Zapata. Por el novio, sus padres Segundo
Acosta y Encarnación Ortega de Acosta.
El matrimonio Acosta Zapata tuvo tres hijos,
Teresita
, odontóloga y
Wbaldino Julio
y
José María
, quienes decidieron seguir los pasos de su
padre y se recibieron de abogados.
Un ingreso tardío a la política
Pocos sanjuaninos ocuparon tantos cargos relevantes como Acosta a
pesar que el ex gobernador comenzó tarde a militar en política
y no