Juan Carlos Bataller
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La imagen en Buenos Aires
La periodista María Fernanda Villosio lo entrevistó antes que el líder de
la Cruzada fuera electo gobernador. Su relato pinta una de las aristas
de don Alfredo. Leamos la nota:
Alfredo Avelín, el médico que
también es senador por San Juan
“Fernando de la Rúa miró con cara de espanto: el local partidario que pertenece
a Cruzada Renovadora de San Juan estaba repleto de ataúdes de madera de
álamo color claro, prolijamente apilados.
El senador Alfredo Avelín, dueño de casa y promotor de la visita a la provincia
de su flamante socio en la Alianza, no atinó a ensayar una explicación. Apenas
pudo disimular una sonrisa cuando De la Rúa, con elegancia, agilizó el encuen-
tro y se retiró “con un julepe bárbaro”, según contó un testigo de la visita.
Hace 45 años que Avelín es médico clínico. La compra de féretros a precios mó-
dicos en Buenos Aires y su entrega gratuita a familias carecientes forma parte
de la actividad social que el legislador desempeña todos los fines de semana en
la capital sanjuanina. Y la llegada del jefe del gobierno porteño a sus pagos,
hace quince días, coincidió con el arribo de 80 unidades que había que ubicar
en esa sede hasta que se desocupara un depósito cercano.
“Una banca sirve. No creo que haga historia, pero es un elemento im-
portante para hacer cosas por la gente”,
reflexiona Avelín, tras recordar la
anécdota que le pareció muy divertida por la impresión que semejante cantidad
de ataúdes causó en el candidato presidencial de la UCR.
Este político de 71 años no termina de calzarse el traje que le cabe por ser el
único representante en la Cámara alta del partido Cruzada Renovadora de San
Juan. Alterna el saco y la corbata con un guardapolvo blanco que utiliza cada
vez que pisa San Juan
y atiende un promedio de 160 pacientes por día, sin
cobrarles un centavo.
Desde su papel de sanitarista, también en Buenos Aires, cada tanto pone en
una situación incómoda a Carlos Ruckauf con pedidos de muletas y camas or-
topédicas que el vicepresidente no le niega. Cuentan que en una de las últimas
reuniones de labor parlamentaria, Avelín propuso veladamente que los legisla-
dores solventaran con parte de sus dietas la compra de una silla de ruedas mo-
torizada para un empleado del Senado.