Juan Carlos Bataller
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En todas las ciudades del país, alguna calle recuerda su nombre y hasta
hay localidades que lo llevan en puntos de la geografía nacional.
Sin embargo, la figura de Francisco Narciso de Laprida no ha resultado
atractiva para los historiadores sanjuaninos.
Nadie recuerda el día de su muerte ni el de su natalicio.
Pocos y repetidos son los datos que proporcionan los investigadores y
en el caso de nuestro máximo historiador, Horacio Videla
, hay una dis-
paridad más que manifiesta entre el tratamiento dado a la figura del
otro congresal, Fray Justo Santa María de Oro y el dado a Laprida.
En su
historia de San Juan
(resumida, de la colección Plus Ultra), Ho-
racio Videla dice en la página 111: “Tres meses después de la elección
de Oro y reparando que por su población le correspondían dos repre-
sentantes, San Juan eligió a su segundo diputado el 12 de septiembre:
el doctor Francisco Narciso de Laprida,
ciudadano apasionado pero es-
crupuloso,
quién impugnó su propia elección por no haberse convocado
a los cuarteles de la campaña, sin que su enfoque jurídico, exacto desde
luego, prosperara en razón de las urgencias de la hora”.
A partir de allí el capítulo está referido fundamentalmente a destacar el
papel de Fray Justo Santa María de Oro en el Congreso de Tucumán.
Al tratar el tema de la declaración de la independencia en su
Historia
de San Juan,
Héctor Arias y Carmen Peñaloza, dedican también muy
pocas líneas al ilustre sanjuanino. En su página 100 dicen:
“para el mes
de julio fue electo presidente del cuerpo el doctor Francisco Narciso
de Laprida y así se llega a la histórica sesión del 9 de julio”.
En general, los historiadores saltan de ese momento –el Congreso de
Tucumán- a la muerte del ilustre prócer, ocurrida en 1.829, en la llamada
Acción de Pilar, en Mendoza.
Los datos biográficos
Digamos que el presidente de la sesión histórica del Congreso de Tucu-
mán, Francisco Narciso de Laprida nació el 28 de octubre de 1786, en la
provincia de San Juan.
Hijo de José Ventura Laprida, comerciante español que llegó de Asturias
a estas tierras y de María Ignacia Sánchez de Loria, sanjuanina y prove-
niente de una familia tradicional, el niño Francisco realizó sus primeras