GOBERNADORES DEL SIGLO XIX EN SAN JUAN
Los próceres en carne viva
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Jujuy, llamado por su gobernador, Roque Alvarado, a quien reemplazó
provisoriamente.
Como puede apreciarse, era un hombre buscado por su capacidad.
Ocupada militarmente Jujuy por las tropas del federal Uribe, a la muerte
de Lavalle, debe cruzar la cordillera y refugiarse en Chile.
Se establece en Copiapó, donde abre un estudio de abogado y emprende
trabajos relacionados con la minería.
Allí se casa con Magdalena Brihuega y reside durante 14 años.
El triunfo de Urquiza en Caseros hace posible para Aberastain el regreso
a la patria. Instalado en San Juan, se dedica a su profesión de abogado.
Elegido por sus comprovincianos como su diputado al Congreso Gene-
ral Constituyente, rechaza la designación por no tener la provincia de
Buenos Aires representación, habiendo declarado su Legislatura, luego
del golpe de estado de Urquiza del 24 de junio de 1852 , no reconocer
ningún acto emanado de dicho congreso.
Otras actividades ocupan su tiempo. Recorre las provincias en demanda
de suscriptores para una asociación fundada en Chile, denominada Por-
venir de las Familias. Se interesa vivamente por el proyecto de Gui-
llermo Weelright de construir una vía férrea interoceánica por Copiapo
y que él consideraba más económico establecer por Coquimbo y empleó
sus esfuerzos en la explotación de minas de plata en San Juan, estimu-
lando el ingreso de capitales que cooperasen a su impulso
Cómo llegó a la gobernación
Pero antes de introducirnos en el triste destino de Aberastain comence-
mos por explicar el marco en el que se desarrollaba la vida de San Juan
en aquellos, los días más tumultuosos de su existencia como provincia.
El 24 de octubre de 1858,
Nazario Benavides,
gobernante sanjuanino
durante casi cuatro lustros, fue asesinado en la celda del Cabildo, donde
lo tenían preso.
El 16 de noviembre de 1860, el
coronel José Antonio Virasoro,
gober-
nador de San Juan, fue asesinado junto a amigos y miembros de su fa-
milia en su propia casa.