Juan Carlos Bataller
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estos sus dirigentes políticos-, ha sido una provincia muy selectiva con
sus próceres.
No es casual que a Benavides se le haya homenajeado con una arteria
de los arrabales que recién en los últimos años ha adquirido gran im-
portancia por el crecimiento de Chimbas. O que a la estatua de Del Ca-
rril se la haya trasladado de su privilegiado sitial en la explanada de la
Estación San Martín, para disimularla entre el follaje de los árboles de
la Plaza de Desamparados.
Un caso particular lo constituye
Francisco Diaz
un gobernante ignoto
para la gran mayoría de los sanjuaninos.
Sin embargo Francisco Diaz fue gobernador cuando San Juan se dio su
primera Constitución. A diferencia con Mariano de Mendizábal, el
“padre de la autonomía como provincia”
–un simple aventurero, tam-
bién ignorado por nuestra historia oficial- queremos pensar que Diaz
fue omitido simplemente por esas cosas del azar.
Había nacido en 1.820. Hombre de la causa federal, muy ligado a Bena-
vides, fue durante muchos años comisionado político en Jáchal
Hijo de Nicolás Diaz y de Gertrudis Oro, se casó el 11 de setiembre de
1843 con María Dolores Coll, hija del español Francisco Coll y Mayol y
Gertrudis Pastoriza del Carril.
Francisco Domingo Diaz Oro gobernó San Juan en dos oportunidades.
La primera
fue desde el 11 de enero de 1855 al 18 de Marzo de 1857.
Asumió por elecciones generales y fue destituido por una revolución
encabezada por Nazario Benavidez 26 meses después.
La segunda
fue entre el 1 de marzo de 1861 y el 3 de enero de 1862.
En esta oportunidad, luego de la conocida como Segunda Batalla de La
Rinconada del Pocito los federales asumieron el poder en la provincia.
El interventor Juan Saá se hizo cargo del gobierno y designó al Teniente
Coronel de Guardias Nacionales Filomeno Valenzuela como goberna-
dor, quien a los ocho días de haber asumido, el 27 de Febrero de 1861
fue derrocado sin sangre por Díaz. El 1 de marzo Díaz asumió la gober-
nación.
Un año más tarde y con la derrota de la Confederación Argentina en la
Batalla de Pavón, Díaz dejó el gobierno y huyó de la provincia ante la
proximidad de las tropas liberales.
Domingo Faustino Sarmiento fue
designado gobernador en su reemplazo.