Los gobernadores de mi memoria
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Y poco es lo que ha quedado en pie.
Es como si un vendaval hubiera arrasado con partidos, instituciones,
políticos, empresarios, dirigentes en general.
Es cierto: los pueblos no se suicidan.
Seguramente ya están naciendo nuevos dirigentes, nuevas ideas, nuevas
alternativas.
Quizás se están buscando, sin encontrarse aún.
Es hora que esta sociedad asista a un inmenso parto de dirigentes, de
empresarios, de sindicalistas, de intelectuales.
Es tiempo que un formidable purgante nos libere de tantos prejuicios,
ideas arcaicas, voluntarismos, vicios, errores, debilidades, temores y pe-
simismos que se nos han instalado.
Lo peor que podría pasarnos es que ese parto se retrase y sólo queden
en pie los individualistas, los contestatarios, los necios, los que hacen
un culto de la destrucción.
Si ellos encarnan la oposición, el clima se envenena y hasta las flores se
marchitan.
Eso es lo peor que podría pasarle al hombre que ha llegado: la soledad
del poder.
Desearle éxito al hombre que ha llegado es hasta ocioso.
Seamos protagonistas, cada uno desde su lugar, de la reconstrucción
que nos justifique como generación.
El sueño del pibe
Y bien.
La nota era una pintura del Gioja que asumió la gobernación y dijo que
se le cumplia “el sueño del pibe”.
Han pasado los años y Gioja será recordado de muy distintas maneras
por los sanjuaninos.
Lo concreto es que nunca un gobernante mantuvo niveles de adhesión
superiores al 50 por ciento con picos del 70 por ciento.
Una adhesión
muy superior a la que registraba su partido, el gobierno nacional e in-
cluso su propio gobierno.
Sin duda, una demostración de una relación entre el gobernante y un
muy amplio sector de la población que tiene características muy espe-
ciales.
Para entenderlo, es necesario recordar cuando comienza esa relación.