Los gobernadores de mi memoria
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Gioja jamás se borró cuando las papas quemaban y había que asumir
responsabilidades.
Y sostuvo a sus ministros aun en los casos en los
que estos perdieron credibilidad popular.
En alguno de esos casos, lo
hizo a costa de ser muy criticado por muchos de sus seguidores que no
vieron bien que se mantuviera en el cargo a un funcionario denunciado
por abusos.
Fue tal la simbiosis con la gente que hubo actos que se postergaron du-
rante meses porque las entidades organizadoras querían que el manda-
tario estuviera presente.
Gioja dejó de lado sus aristas más combativas cuando llegó a la gober-
nación:
“En junio de 2003 cuando tenía que decidir entre seguir siendo la tercera
autoridad del país –presidente provisional del Senado-, o ser goberna-
dor de mi provincia, tuve la posibilidad de ir a Roma y ver al Papa. Mi
hija me decía que por supuesto respetaba lo que yo quería hacer pero
que estaba cansada de la pelea de los políticos y mostrar siempre la hi-
lacha. Ahí le dije que si era candidato no iba a contestar ofensas, al con-
trario. Hay que reforzar el aparato digestivo y tragarse los sapos y no
es fácil pero por el bien de todos hay que intentar hacerlo”, dijo en una
entrevista a El Nuevo Diario.
El hombre en la intimidad
Pero… ¿Cómo es Gioja en la intimidad?
Digamos que hay varios Gioja. O un mismo Gioja que fue modificando
sus hábitos con el tiempo.
Siempre fue flaco y aun hay viejos jachalleros que lo recuerdan en su
niñez montado en una bicicleta, haciendo travesuras en el pueblo.
Hincha de Racing y de Unión de Rawson –fue presidente del club-; se
confiesa hincha de los deportistas que representan a San Juan sin dis-
tinción de colores. Disfruta tanto de alentar a UPCN en voley como a
Henry Martin o Fabian Flaque o a la selección de hockey.
En los últimos años José Luis ha ido sustituyendo las carnes rojas por
otras comidas.
“¿Porque no como carne?, la verdad que me siento mucho mejor sin
comer carne, no es otra cosa, me siento mucho mejor del estómago, me
he olvidado de la acidez… Tampoco como pan. Cuando éramos chicos
mi madre nos daba de comer un bife con huevo frito o un bife con puré