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JONES
En la Central de Policía
San Juan, 25
(De nuestro corresponsal)
E
sta mañana me trasladé a la
Central de Policía.
Soldados del 15 de Infantería y
agentes de la policía montaban la guardia
en las cuatro esquinas de la manzana que
ocupa el edificio. Al descender del coche
en la esquina de las calles Santa Fe y
Tucumán, un soldado armado con mauser,
con modo militarmente cortés me dio el
alto. Le manifesté mi propósito de hablar
con el jefe de policía, don Diego Fernández
y el soldado de guardia dio entonces aviso
a un empleado de Investigaciones, que vol-
vió a su vez a interrogarme y enterado de
mi deseo me dirigió a la Central de Policía,
distante cincuenta metros de donde me
hallaba.
Con atento modo, me dijeron que esperara
un rato. Volvió el empleado de investiga-
ciones y me dijo que podía pasar.
Acompañado por otro agente de investiga-
ciones, franqueé la distancia y me hallé en
el cuerpo de guardia. En ese momento
varios soldados revisaban numerosas vian-
das que traían varias personas para el
almuerzo de los detenidos. Pasando la
guardia, por una extensa galería hacia la
derecha de la entrada y en uno de los ángu-
los del edificio, se hallaban el jefe de inves-
tigaciones, señor Rosselot, el comisario de
órdenes, señor Oro y altos empleados de la
policía.
El movimiento en la oficina era constante.
El jefe de Policía, señor Fernández, me
ratificó lo que me manifestó en mi primera
entrevista celebrada ayer.
En ese momento estaban curando las heri-
das del doctor Colombo, cuyo estado de
salud mejora.
Ayer el gobernador provisional, abandonó
el lecho.
Me manifestó también el jefe de Policía
que el doctor Colombo podría firmar, ya
que ninguna de las heridas que tiene en el
brazo derecho ha interesado ningún ten-
dón, privándole de movimientos. Al inte-
rrogante sobre el origen de varias deten-
ciones, me manifestó que la policía obe-
decía simplemente las órdenes que recibía
del gobernador provisional, doctor
Colombo.
Hablando de la detención del doctor
Flores Perramón, a quien competen las
inmunidades de su puesto en la
Judicatura, me manifestó que, tratándose
de una situación tan especial como la
sobrevenida a raiz del luctuoso suceso del
domingo, había sido necesario tomar
medidas que comprendía que en algunos
casos hasta serían arbitrarias, pero que
había que tener presente que además del
asesinato del gobernador había la eviden-
cia de que se trataba de un movimiento
sedicioso con proyecciones a la rebelión.
Por otra parte —añadió— había que dete-
ner a los culpables, ejecutores materiales,
instigadores, cómplices, coautores, encu-
bridores, conocedores del hecho y de su
preparación, de tal modo que no era de
extrañar que entre tantos detenidos hubie-
ra algunos completamente ajenos a los
delitos, pero que se había dado el caso de
personas detenidas de quienes en el pri-
mer momento no había más que indicios
en su contra y a quienes las declaraciones
tomadas a los otros detenidos obligaban a
interrogar nuevamente y hasta comprome-
tían su situación.
Un solo recurso de hábeas corpus había
sido presentado esta mañana y no pude
averiguar el nombre del detenido.
Terminada mi entrevista con el jefe de
Policía, conversé un rato con varias perso-
nas allí presentes. Las indagatorias empe-
zaron esta mañana y esta tarde debía pres-
tar declaración ante el juez doctor Varela
Díaz, el detenido Vicente Miranda
Jameson.
Puedo desvirtuar ahora en absoluto la ver-
sión de que a este detenido le hubieran
cortado la oreja como represalia, siendo
exacto que está lastimado en la parte supe-
rior e inferior del pabellón de una oreja, lo
que le obliga a estar vendado.
Del presidente del Senado, don Juan
Estrella, que se halla en la cárcel, edificio
situado a poca distancia de la Casa Central
de la Policía, manifestaron que no había
novedad, estando incomunicado juntamen-
te con su ministro Barros del Carril, nom-
brado en los decretos que transmití ayer.
Al entrar en la casa, en la primera pieza,
después de la guardia, con centinela de
vista, están el doctor Flores Perramón y el
presbítero Diego Ginés, cura párraco del
Pocito.
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(Esta nota apareció en el diario La
Nación, el 26 de noviembre de 1921)
Foto del
edificio de la
Central de Policía.
Estaba ubicado en
la esquina de
Santa Fé y
Tucuman, que
antíguamente
estaba destinado
a casa de baño.