GOBERNADORES DEL SIGLO XIX EN SAN JUAN
Los próceres en carne viva
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gaba de Videla y Santos Guayama del gobernador que lo había repri-
mido. Al menos para la opinión pública, estaba todo claro.
El procurador fiscal no dudó en solicitar la pena de muerte para García
Aguilera.
Pero un día que llevaban los reos para que declararan, estos lograron
fugarse, huyendo rumbo a Chile.
Salió una comisión policial tras los acusados y durante un reconoci-
miento cordillerano logró apresar a López Montoro pero cuando lo tra-
ían de regreso a San Juan, en el lugar denominado Valle Hermoso, en
territorio sanjuanino,
“el procesado fue capturado por compatriotas
suyos y sustraído de la jurisdicción argentina”,
según el informe que
dio la policía al entonces gobernador Hermógenes Ruiz el 1 de junio de
1875.
La sentencia
A casi tres años del crimen, tras demoras motivadas en que la causa se
había paralizado por hallarse prófugos los implicados, el juez Rafael S.
Igarzábal dictó sentencia, condenando a muerte al único reo habido:
Juan López.
En sus partes sustanciales, la sentencia sostuvo:
“San Juan, octubre 30 de 1875.
Vistos: Resulta de esta causa que el 12 de diciembre de 1872, como a las 12 de
la noche, pasaba el señor gobernador propietario de la provincia don Valentín
Videla por la calle Ecuador en dirección al sur, y al enfrentar a la puerta falsa
de la casa habitada por Benjamín Aguilera, le asaltó una cuadrilla de asesinos
capitaneada por el reo Juan López. Lo derribaron al suelo a golpes con un ele-
mento contundente de hierro y lo entraron a una pieza del zaguán, del lado
norte, donde lo ultimaron. Después sacaron el cadáver a la calle y lo pusieron
recostado en la pared de enfrente de dicha casa, en donde al día siguiente fue
encontrado por la policía y la justicia que concurrió a dicho lugar”
Agregaba el escrito:
“Que capturados Aguilera y otros de los autores fueron encausados y cuando
Aguilera con la pena de muerte solicitada por el señor procurador fiscal don
Lisandro A. Laval, según su vista corriente a fojas 282 de los autos mandados