Juan Carlos Bataller
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Otras muertes extrañas
Valentín era uno de los ocho hijos del matrimonio formado por don Cle-
mente Videla y doña Isabel Lima.
Con los Videla pasaba algo raro:
Valentín era el cuarto de los hermanos
que murieron misteriosamente.
El primero, don Ignacio, murió casi olvidado, por una extraña enferme-
dad que lo consumió paulatinamente, dejando una fortuna de 200 mil
pesos fuertes.
Otro hermano, el cura Manuel Ignacio, también tuvo una muerte ex-
traña. Simplemente se lo encontró muerto en la cama. Nadie sabe cómo
murió pero cuando se acostó estaba bien. Y también dejó una inmensa
fortuna.
El tercer hermano, don Pedro, salió una noche de la casa de don Valen-
tín y a la cuadra y media fue asaltado y muerto a puñaladas. Lo dejaron
tirado en una acequia y el hombre también dejó una fortuna. Nunca
descubrieron a los asesinos.
Poco antes, otro hermano, Juan José, falleció en forma asaz sorpren-
dente.
Nefasto destino el de esta familia... Los ocho hijos del matrimonio mu-
rieron en el periodo 1860 - 1870, casi todos ellos en forma violenta, con
lo que se terminó con una generación completa de una familia tradicio-
nal.
Una cuestión de faldas
Había otra hipótesis que la aldea repetía con indisimulado regocijo.
-Esto es cuestión de faldas.
Don Valentín Videla tenía 53 años.
Había nacido el 9 de diciembre de 1818.
A los 25 años se casó con su prima segunda, Jesús Maradona, hija de
monseñor Timoteo Maradona y de su esposa, doña Antonia Videla.
Su suegro, Maradona, había sido varias veces gobernador de San Juan.
Hasta que un día enviudó y se hizo sacerdote.
Descendiente de uno de los fundadores de San Juan, don Alonso de Vi-
dela, Valentín ejerció la profesión de abogado en virtud de una licen-
ciatura otorgada por su práctica forense.