86
JUAN CARLOS BATALLER - EDGARDO MENDOZA
LOS AÑOS 90
FENOMENOS DE LA DECADA
Fin de la inflación
En esta década, la inflación dejó de ser un problema de los argentinos.
Mientras la moneda nacional –el peso- mantuvo su convertibilidad 1 por 1 con
el dólar, asegurada por ley, los índices inflacionarios en la segunda mitad de la
década se mantuvieron muy bajos y en muchos meses fueron negativos.
No obstante, las tasas de interés bancario se mantuvieron relativamente altas,
lo que en la práctica se tradujo en una limitación para el crecimiento de la
producción a la vez que en una fenomenal transferencia de dinero de
los sectores productivos al financiero.
El empresario local
A diferencia con lo que ocurrió en la primera mitad del siglo cuando la
inmigración masiva y la llegada del ferrocarril posibilitaron el surgimiento de una
poderosa clase empresaria local que generó no sólo capitales sino productos
distintivos, construcciones edilicias que aún pueden verse en los majestuosos
chalets de la época y hasta clubes de fútbol, en las últimas décadas se
vivió el fenómeno inverso.
Especialmente en los años 90, ya no eran pujantes emprendedores los que
llegaban sino fuertes capitales. Estos, con matrices en grandes ciudades o en
el extranjero, son los que han hecho prácticamente todas las inversiones en
materia industrial como agrícola. Paralelamente, han adquirido las bodegas
tradicionales y ya no quedan bancos controlados por capital sanjuanino.
En materia de servicios, fueron privatizados el Banco de San Juan, el
aeropuerto. el suministro de energía, el correo y el servicio telefónico. A esto
debe sumarse que muchos de los nuevos servicios incorporados a nuestra vida
diaria (televisión por aire, cable y satelital, telefonía celular, transportes de
caudales, correos diferenciales, obras sociales, etc.) como muchos
emprendimientos comerciales, son parte también de grandes “holdings” o
cadenas.
El ahorro interno
Un nuevo fenómeno de la época –que explica en parte el cuadro anterior— lo
constituye el hecho de que el ahorro ya dejó de tener las características locales
que tuvo en las décadas anteriores. Mientras por un
lado desaparecía la capacidad de ahorro de
la empresa sanjuanina, por el otro
quedaba en claro que los
capitales del mundo ya no
restringían su accionar al
ámbito donde se
originaron sino que
se radicaban
donde
encontraban
mejores
condiciones.
Esto quedó
demostrado no
sólo con las
privatizaciones de
servicios sino con
las radicaciones
realizada al amparo de
promociones tanto en
materia agrícola como industrial.
Pobreza y marginalidad
La marginalidad y la pobreza se alzan como grandes preocupaciones del
fin del milenio en San Juan. Son fenómenos diferentes que
es necesario distinguir.
La pobreza se origina fundamentalmente en la distribución del ingreso,
en la falta de capacidad para crear trabajos calificados y en la acelerada
generación de expectativas por un mercado globalizado que impone
pautas en forma permanente aunque queden marginadas de ellas
grandes sectores.
La marginalidad, en cambio es un fenómeno relativamente nuevo que
se caracteriza por la falta de integración, de pertenencia y de
participación de sectores de la sociedad. Estos grupos no pueden por sí
mismos superar su marginalidad pues no tienen una capacitación que les
permita tener acceso a una oportunidad laboral. La pobreza es una de
las causas de la creciente marginalidad.
En San Juan se han detectado aproximadamente 120 villas miserias de
las cuales el 40 por ciento se ubica en el Gran San Juan. Se estima que
hay unas 20 mil familias en condiciones de extrema pobreza que
viven en asentamientos sin agua potable, servicios cloacales, luz,
gas ni teléfonos.
Se calcula que 1.500 chicos se crían en las calles y son innumerables los
jóvenes e incluso mayores que tienen como único medio de vida la
“changa” o las opciones que brinda la calle. Entre las mujeres se ha
detectado un incremento de la prostitución y de la mendicidad.
Drogas y alcohol
Otros fenómenos sociales que han causado preocupación en esta
década son el crecimiento de los consumos de drogas y alcohol
especialmente entre los jóvenes de todos los estratos sociales.
No hay cifras oficiales sobre el tema aunque cálculos hechos
por profesionales de la salud indicaron que un tercio de
los conductores de vehículos después de
medianoche lo hace bajo los efectos
de un nivel de alcohol superior
al permitido para conducir.
Entre las drogas las más
utilizadas son los
sicofármacos y en los
últimos años ha crecido
fuertemente el consumo
de pegamentos,
marihuana y
cocaína entre
los más
jóvenes.