Los gobernadores de mi memoria
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tes de las noches largas.
Nunca escuché de Américo un ataque personal hacía nadie o un comen-
tario fuera de lugar.
La última vez que nos vimos fue una de esas veladas mágicas que la
memoria guarda como tesoros.
Ellos habían cobrado sus jubilaciones y yo había invitado a cenar. Para
que ninguno quedara “rengo” en las invitaciones debimos acompañar
el trasnoche con varias botellas.
Ya estaba amaneciendo cuando nos despedimos. Vi a Beatriz y Américo
irse caminando por la Avenida Callao, tomados del brazo.
¡Qué lástima que las nuevas generaciones políticas no hayan conocido
a este hombre!
Américo García falleció en Buenos Aires el 24 de abril de 1.996.
Después de haber sido un gran médico, un gran gobernador, senador
nacional y candidato a vicepresidente de la Nación,
murió pobre, te-
niendo su jubilación como único ingreso. Había cumplido 77 años.