Juan Carlos Bataller
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vidido y nadie le daba posibilidades de triunfar en las elecciones del
año siguiente.
La puja, para la mayoría, estaba centrada entre el Partido Bloquista, des-
gastado por diez años de gestión pero con una sólida estructura y la
Cruzada Renovadora, el partido de Alfredo Avelín, triunfador de las le-
gislativas de 1989.
Pero Escobar pronto demostró que estaba dispuesto a luchar. Y contaba
con medios para hacerlo.
Los peronistas estaban divididos en fracciones irreconciliables.
Un sector era liderado por José Ubaldo Montaño. En la vereda de en-
frente, los hermanos Gioja. Luis Alberto “Quito” Martinez, un gremia-
lista de buena oratoria proveniente del sector docente, había ganado
posiciones tras ser electo diputado nacional en 1.985 y por sus cercanías
a Carlos Menem. Había integrado con José Amadeo Conte Grand la fór-
mula peronista en 1.987, ocupando el tercer lugar, tras los bloquistas y
el radicalismo.
Ante un panorama tan desalentador, aparece una fórmula que se pro-
movía como superadora de un esquema congelado por las divisiones.
Esa fórmula estaba integrada por el rector de la Universidad Nacional
de San Juan,
Tulio Abel Del Bono
, militante del justicialismo pero pro-
veniente de una de las familias bodegueras más importantes de San Juan
y un joven abogado,
Guillermo De Sanctis.
Pero, aunque pocos apostaban a un triunfo peronista, habían otros can-
didatos. Por ejemplo, el astrónomo José Augusto López, quien había
sido gobernador en la época de Onganía, se proponía junto a Jorge Ma-
nuel Camus, hijo del ex gobernador Eloy P. Camus, quien pese a su ju-
ventud ya había sido diputado nacional y secretario del Partido
Justicialista cuando este era presidido por el general Perón.
Aparece Jorge Escobar
Fue en ese esquema que aparece el tercer candidato.
Enrique Victorio, hermano del suegro y socio de Escobar, contó esta his-
toria:
-A mi me habían mandado a La Rioja, para gerenciar la agencia de automóviles
y allí hice excelente relación con Eduardo Menem, hermano de Carlos y hombre