Los gobernadores de mi memoria
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“muy leche hervida cuando lo sacaban de las casillas”.
Si bien era muy personal y desconfiado
–
“estaba personalmente en
todos los detalles”,
aseguran—, tuvo un grupo de colaboradores de
mayor confianza. En los últimos tiempos, estos fueron su secretaria pri-
vada,
Maricha Silvestre
y su jefe de asesores,
Oscar González Valverde.
A la distancia
A la distancia y con la experiencia que dan los años, uno advierte que
no fue fácil ejercer el gobierno democrático para Gómez Centurión.
La presencia de Leopoldo Bravo era muy fuerte y desde el partido y la
senaduría nacional,
manejaba gran parte de sus diputados e influía en
las decisiones.
Además, había una gran concentración mediática sobre la que tampoco
tenía influencia directa.
Y sectores claves de la economía eran conducidos por amigos personales
de Bravo, como
Evaristo Alés
, que manejaba el transporte de la provin-
cia y
Francisco Paolini,
ejecutor de las mayores obras públicas.
Pero a su vez era él quien podía asegurar una buena elección y un trato
directo con la gente a un partido que ya daba muestras de desgaste tras
tantos años de ejercicio del poder.
De hecho fue el último gobernador bloquista elegido por la ciudada-
nía.