CECILIA MARQUEZ, LA DOCENTE QUE FUE
DECLARADA INOCENTE POR DENUNCIA DE ABUSO
Viernes 8 de diciembre de 2017
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La sacaron esposada
de la escuela donde
trabaja. Los testimo-
nios fueron contunden-
tes, no hubo abuso.
Todo fue un plan de
dos madres. La despro-
tección de los docentes
de Nivel Inicial contada
en primera persona.
E
l pasado lunes 4 de diciem-
bre no fue un día más en la
vida de Cecilia Márquez.
se día significó el regreso a la es-
cuela, a su salita de Nivel Inicial, al
contacto con los padres pero en par-
ticular, a volver a compartir con sus
alumnos, recibir sus cariños y poder
mirarlos a los ojos.
Es que Cecilia, docente de Nivel Ini-
cial de la escuela María Luis Villarino
de Del Carril, fue declarada inocente
por el juez Guillermo Adárvez la se-
mana pasada. Había sido denunciada
por dos madres por presunto abuso –
tocamientos— en perjuicio de algunos de sus
alumnos. El hecho generó revuelo por cómo
se llevó adelante el procedimiento judicial.
Cecilia fue detenida en la escuela, en horario
de clases y sacada esposada del estableci-
miento. Además, la detención se produjo en
otro establecimiento distinto del que se había
generado el conflicto. Como si todo esto fuera
poco, al momento de la detención había en la
puerta de la escuela un gran número de pe-
riodistas.
Hoy esa pesadilla pasó, solo trata de disfrutar
de poder ponerse el guardapolvo otra vez. No
siente rencor, pero quiere que la Justicia deje
un mensaje claro para que a otra docente no
le pase lo mismo a manos de madres inescru-
pulosas.
Cecilia accedió a hablar con
El Nuevo Diario
pero no del caso en sí, sino de algo que se
había planteado al momento de conocerse
los hechos:
la peligrosa tarea de ser do-
cente de Nivel Inicial
. Cecilia define a la do-
cencia como una “vocación” y una “pasión”.
Pero también tiene otras frases de fondo
sobre la relación entre docentes y alumnos.
—¿Cuáles son los riesgos de ser docente
de Nivel Inicial?
—Cuando tenés vocación, no tenés en
cuenta los riesgos, más en ese plano
que uno desconoce, el tema de la Jus-
ticia. Uno actúa en base a lo que
siente por los chicos. Pero cuando
te pasa lo que me pasó, nos damos
cuenta que estamos muy desprote-
gidas y somos vulnerables.
Cuando aparece la denuncia de los
padres, se labró un acta ese día y
se iba a enviar al día siguiente al Mi-
nisterio de Educación para que se hi-
ciera la visita y que un psicopedagogo
hablara con los padres. Ese procedi-
continuidad de la casa. El nene se hace
caca y se hace pis y tenemos que de-
jarlo así hasta que venga el papá. A
veces los chicos son crueles y se bur-
lan. Antes, hasta a veces los bañába-
mos a los chicos y a los padres les
entregamos en una bolsita la ropa
sucia. Ahora todo cambió.
—¿Se va perdiendo eso de que la
maestra es la segunda mamá y
junto con eso el respeto?
—Se va perdiendo, aunque debo
destacar que no son todos los pa-
dres. Pero la realidad dice que van
cambiando esos valores.
—¿Va perdiendo autoridad el do-
cente?
—En mi caso, los directivos me
respaldaron, pero vamos per-
diendo y lo veo en la secundaria
cuando un alumno contesta “no
quiero”, “quién sos vos”. Y cuando
pelean dos chicos no sabés cómo
separarlos. Ahora necesitamos
testigos hasta para hablar con un
padre.
—Con este tipo de hechos siempre apa-
rece la condena social, pero en este
caso no la hubo, los padres estaban
con vos.
—Gracias a Dios, me sentí muy apo-
yada, nadie me dijo nada.
—¿Cómo fue el hecho de sentarte
a hablar con tus hijos?
—Muchas explicaciones no necesi-
taba, saben lo que soy, tuve que ha-
blar con el más chico porque estaba
mal, tuve que decirle que yo es-
taba bien y tranquila.
Casos con
escrache
E
ntre mayo y septiem-
bre de este año tres
docentes estuvieron
en boca de todos pero a nin-
guno se le comprobó nada.
En la Escuela de Enolo-
gía, el docente Jorge
Plaza fue acusado de haber
abusado de varias alumnas.
Fueron cuatro las denuncias y
Plaza fue sobreseído en tres,
quedando solo una por resol-
ver pero seguiría la misma
suerte de las otras.
En la escuela EPET N° 4,
el docente Jaime Gili fue
acusado de haber golpeado a
un alumno. El Ministerio de
Educación decidió separarlo
del cargo y jubilarlo de oficio,
ya que tiene 73 años. Docen-
tes, padres y alumnos lo califi-
caron como un docente
intachable. El ministerio toda-
vía no dio la razón exacta por
la cual separó de su cargo al
profesor.
Sumado al caso de Cecilia
Márquez, en los tres hay un
denominador común: pese al
escrache público que sufrie-
ron los docentes, nada pudie-
ron probarles hasta el
momento. El caso más llama-
tivo es el de Jorge Plaza, que
fue sobreseído en tres de las
cuatro denuncias. En el caso
de Gili hasta los alumnos sa-
lieron en su defensa.
Y un día volvió
a abrazarse con
sus alumnos
miento a nivel ministerial se hizo.
—¿Te detuvieron en la escuela, en el aula y
frente a los chicos?
—Ese día teníamos jornada, pero todo es raro
porque estaba en otro turno, estábamos todas
las docentes y la directora me dijo “vienen a
detenerte”. Ella se quería morir.
—¿Hay un protocolo de cómo actuar en el
trato con los chicos?
—Hay, pero a raíz de mi caso llegó otro proto-
colo que fue en cierta forma criticado por la
docencia porque nosotros sabemos qué tene-
mos que hacer. El tema es que yo soy profe-
sora de teatro, también tengo secundaria.
¿Qué pasa cuando una nena dice algo así
respecto a un profesor varón? Estamos muy
expuestos.
—¿Seguís con ganas de estar frente al
aula?
—SÍ, me encanta. El lunes cuando volví no
sabía cómo actuar, pero lo primero que me
nació fue abrazarlos. Cuando sos docente de
Nivel Inicial te obliga a actuar diferente, es la
Declarada inocente, Cecilia pudo
reencontrarse con sus alumnos de
Nivel Inicial antes de la finalización
del año lectivo.