Consecuencias
de la pena de
muerte
Sr. Director:
Cada vez en más común escuchar y
ver a referentes políticos y sindicales
hablar sobre la necesidad de la ins-
taurar la pena de muerte en la Argen-
tina. Lo dicen con tanta liviandad que
asusta. La última vez que escuché ha-
blar de eso fue al diputado por Salta,
Alfredo Olmedo, en un programa de
televisión.
Nadie está preparado para ver a al-
guien morir delante de sus ojos. Y es
más difícil tener que planificar la
muerte de una persona. Semon Frank
Thompson tuvo que enfrentarse a la
tarea de organizar la ejecución de dos
presos pocos meses después de ob-
tener el puesto en la prisión estatal de
Oregon, en Estados Unidos. Ningún
miembro del equipo estaba listo para
ella y reconocen que no volvieron a
ser los mismos tras el suceso.
“El hecho de que tuviera que involu-
crarme en las ejecuciones de estos
hombres me obligó a ajustar cuentas
más profundamente con mis senti-
mientos sobre la pena capital”, de-
claró en una entrevista para The New
York Times. “Después de pensar
mucho me convencí de que, en el
plano ético, la vida es sagrada”.
En 2016 Estados Unidos fue el único
país de América en aplicar la pena ca-
pital. Ejecutó a 28 personas, la cifra
más baja desde 1991. Thompson
afirma que el ciudadano medio no tiene
que enfrentarse a la carga directa de
mirar a un condenado a muerte a los
ojos pero la responsabilidad política es
aplicable a todos los que apoyan un
sistema que “no ha demostrado que
haga más segura la sociedad y que
perdura a pesar de la disponibilidad de
alternativas razonables”.
Tras la ejecución, algunos trabajado-
res dejaron el empleo, otros manifes-
taron problemas en el sueño y unos
pocos se negaron a volver a participar
en otra ejecución. Habían pasado mu-
chas horas planificando la muerte de
dos personas y para ello se vieron
obligados a ignorar lo que su propia
condición humana les decía que era
incorrecto. Para reflexionar.
Juan González
Sr. Director:
Las políticas de censura del pezón femenino
en estas plataformas han generado repudio a
nivel mundial. ¿Cuáles son los riesgos de
esta prohibición?
La censura en las Redes Sociales del cuerpo
femenino - especialmente del pezón - ha sido
criticada por gran parte de la sociedad. En
nuestro país, las campañas Tetas x Tetas y
Todos Aman las Tetas generadas por
MACMA pusieron en evidencia esta política
de las plataformas 2.0, principalmente Face-
book e Instagram; y a nivel mundial, pueden
encontrarse fotografías que buscan reapro-
piarse del modo en que se visibilizan estos
cuerpos bajo el hashtag #freethenipple (#Li-
berenElPezón).
El correlato offline de estas políticas pudo
evidenciarse en dos casos locales de gran
alcance mediático: en julio de 2016, la Poli-
cía de Vicente López intentó detener a una
mujer que estaba amamantando a su bebé
en una plaza pública; y el pasado enero, un
operativo policial impidió que tres mujeres re-
alizaran topless en Necochea. En ambos
casos, la respuesta fue la organización a tra-
vés de las Redes Sociales (sí, los mismos
espacios que censuran el pezón) de un “te-
tazo” masivo.
El doctor Luciano Cassab, miembro de la So-
ciedad Argentina de Mastología (SAM), ex-
plica que: “Los tabúes que rodean a las
mamas, en especial al pezón, tienen conse-
cuencias a nivel social y cultural, pero tam-
bién vemos sus repercusiones en nuestra
área. El amamantamiento, por ejemplo, no
sólo es fundamental para la salud del bebé,
sino también para la de la madre. Asimismo,
al momento de concientizar sobre el cáncer
de mama y enseñar a las mujeres a recono-
cer signos de alerta, no poder mostrar foto-
grafías del pezón es un obstáculo enorme”...
“Cuando un pezón se retrae o se hunde
cuando no estaba así antes, es decir, siem-
pre apuntó hacia afuera y de repente se
mete hacia adentro y aun estimulándolo no
sale, es necesario consultar al mastólogo
para descartar que no haya una lesión que
pueda estar generando esta retracción”,
menciona la doctora Carola Allemand, tam-
bién miembro de la SAM”...
En resumen, podemos decir entonces que el
pezón excede su función biológica – el ama-
mantamiento – y se constituye en una señal
de alarma muy importante para la salud ma-
maria de la mujer. Su censura en las Redes
Sociales ha dejado en evidencia el doble dis-
curso moral que impera en nuestra sociedad,
y ha forzado al uso reiterado de recursos
creativos que permiten sortear los absurdos
obstáculos al momento de efectuar las tan
necesarias campañas de detección temprana
del cáncer de mama, enfermedad que aún
hoy afecta a 1 de cada 8 mujeres.
Inés Peralta Ramos
Viernes 5 de mayo de 2017
30
C
artas
del lector
CARTAS A
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las 20 líneas. El Nuevo Diario se
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las. Aquellas que se refieran a
personas en particular deben
ser acompañadas por fotocopia
del documento de identidad del
remitente.
A los
peatones
también se
les debería
multar
Sr. Director:
Desde hace tiempo, al caminar
por la ciudad, noto que la
gente –además de andar dis-
traída con sus celulares por la
calle- cruza por cualquier lado,
sin tener en cuenta el peligro
que eso significa.
Cerca de mi trabajo hay un es-
tacionamiento a pocos metros
de un cruce de calles y veo
asombrada cómo los peato-
nes, en lugar de cruzar por la
esquina, lo hacen justo por el
portón de acceso al estaciona-
miento.
El peligro es que esa calle
corre de este a oeste, enton-
ces los automovilistas miran
en el sentido en el que vienen
los autos y muchas veces, al
salir, se topan en el medio de
acera con una mamá con va-
rios chiquitos o personas ma-
yores.
Otro problema se suscita
frente a la Central de Policía,
donde a la mañana los patru-
lleros estacionan en doble fila,
a veces para bajar detenidos a
los que hacen cruzar... por el
medio de la cuadra! Justo
donde los autos han tomado
aceleración. Lo grave es que
quien deberían hacer cumplir
las leyes, las infringen.
Existe un concepto que con-
viene aclarar: el peatón no es
inimputable ante la Ley, en
caso de infracción. Ante un ac-
cidente, y cuando éste es pro-
ducido por inobservancia de
las leyes de tránsito, tiene
idéntica responsabilidad que el
conductor. Por más que el Es-
tado tiene el deber de prote-
gerlo por todos los medios
técnicos, mecánicos, legales y
humanos posibles, el peatón
también debe cumplir las nor-
mas de tránsito.
Josefina Fornés
Apagado, fuera de
cobertura y sin Internet
Sr. Director:
Quedamos con los amigos vía Whatsapp,
compartimos nuestra vida a través de Face-
book o leemos el periódico desde un Smartp-
hone. Cada día miramos la pantalla del móvil
una media de 150 veces, según un estudio
elaborado por Oracle Marketing Cloud. Lo
hacemos de forma compulsiva como si se
tratase de un acto reflejo, a veces incluso sin
ni siquiera oírlo o sentirlo vibrar.
La nomofobia (no mobile phone phobia) hace
referencia al miedo irracional a salir de casa
sin móvil. Sin él, los nomófobos pueden de-
sarrollar estrés, angustia o ansiedad. ¿Sus
síntomas? Cambios de humor, aislamiento
de los demás o problemas a la hora de rela-
cionarse. Los adolescentes son las personas
con mayor riego de desarrollar esta adicción.
Para la mayoría de ellos el smartphone dejó
de ser una herramienta para convertirse en
una dependencia. Está al alcance de medio
mundo y tiene una capacidad increíble de
abstraernos de la realidad.
Desde hace unos años algunas ciudades
como Londres, San Francisco, Barcelona o
Nueva York acogen sesiones de desintoxica-
ción donde desconectar del agobio y la satu-
ración. Unas reuniones sin otro objetivo que
el de concienciar acerca de la sobreexposi-
ción al teléfono móvil. Por su accesibilidad va
camino de superar a otras adicciones como
el alcohol o el tabaco. Hace sólo un par de
años que el número de líneas de teléfono su-
peró al número de personas.
El problema reside en que no son precisa-
mente pocas las personas que tratan de auto
convencerse de que son invulnerables y no
se engancharán, sin darse cuenta de que las
adicciones no son algo que se pueda nego-
ciar.
Gonzalo López
Tetas 2.0: los riesgos de ser
conservador en las redes sociales