El pronunciamiento
Ya no se podía esperar más tiempo para
tomar una decisión. Así fue que los
miembros del
Cabildo de San Juan ci-
taron a un Cabildo Abierto
para el sá-
bado 7 de julio.
Las crónicas de la época cuentan que
hubo ese día una numerosa concurren-
cia y que se leyeron a los presentes las
comunicaciones que había recibido el
Cabildo.
Luego de escuchar las opiniones de al-
gunos asistentes, finalmente
la socie-
dad sanjuanina allí representada
resolvió apoyar el nuevo gobierno pa-
trio
. Aclararon, sin embargo, que esta
decisión no significaba desconocer la au-
toridad de la provincia.
El lunes 9 de julio de 1810
se cumplió
con el otro paso solicitado por Buenos
Aires. Por mayoría (en un total de 77
votos), Don José Ignacio Fernández de
Maradona fue electo diputado ante la
Junta revolucionaria.
Con este hecho se da por concluida la
época hispánica en San Juan
Un secreto a voces
Los hombres que tenían a su cargo
tomar una decisión intentaron mantener
el tema en secreto para no alterar la paz
provinciana, sin embargo el tema pronto
fue conocido. Algunas familias tomaron
posición a favor de una u otra postura y
se formaron bandos aunque esto no
afectó la tranquilidad pública.
Cuentan algunos historiadores que
cierta mañana en esos días de junio de
1810 aparecieron clavados en algunas
esquinas de la ciudad unos cueros de
carnero que, en su parte del revés, te-
nían escrita la leyenda:
Gobernarás Cisneros cuando
salga lana a este cuero
Así, a pesar de la falta de una imprenta
u otros medios, los partidarios de la re-
volución expresaron públicamente sus
ideas.
Abierto, pero no tanto
El Cabildo Abierto era una reunión especial a la que los miembros es-
tables del Cabildo invitaban al resto de los vecinos con el fin de dis-
cutir temas importantes para la vida de la ciudad. De todos modos,
no asistían todos los habitantes, sino “la parte principal y más sana
de la población”. Es decir, que sólo participaban del Cabildo Abierto
los blancos que eran jefes de familia, tenían propiedades y gozaban
de prestigio social. No estaban incluidos los artesanos, los emplea-
dos, los pulperos o los pequeños comerciantes. Por supuesto tam-
poco asistían los nativos, negros, mestizos y mulatos.
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