GOBERNADORES DEL SIGLO XIX EN SAN JUAN
Los próceres en carne viva
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Maradona –que antes de ser obispo había sido gobernador en ocho
oportunidades- contestó que gobernaba en calidad de vicario en sede
vacante, por delegación del Obispo Quiroga Sarmiento.
Díaz en ejercicio del vicepatronato de la iglesia, delegado por decreto
del Poder Ejecutivo Nacional, creó nuevos curatos, expropió el hospicio
de la iglesia de Nuestra Señora de la Merced para que ahí funcionara la
escuela para varones, requirió informes de las finanzas del obispado y
solicitó nuevamente los documentos donde constara el nombramiento
de Timoteo Maradona como obispo.
A mediados de julio de 1856 la crisis estalló y Díaz dictó una resolución
desconociendo la legitimidad de Timoteo Maradona como obispo y or-
denando sanciones para los prelados que lo obedecieran. Maradona no
reconoció el decreto y continuó ejerciendo su cargo. En noviembre del
mismo año el gobernador Diaz desconoció nuevamente la investidura
de Maradona y dispuso su captura e incomunicación.
El gobierno nacional, ante la crisis en la provincia, ordenó restituir a Ti-
moteo Maradona. Díaz se mostró ante Urquiza de acuerdo con la me-
dida y le manifestó que atrás del conflicto estaba Benavides quien
incitaba al alzamiento.
Las obras de gobierno
En el corto lapso que gobernó en ese primer periodo, la Nación creó la
dirección de Correos y Postas Nacionales, suprimió las aduanas provin-
ciales y creó una Administración de Rentas para todo el país.
En 1857 por orden de la Confederación Argentina se realizó un censo.
Diaz, por su parte, creó dos escuelas modelos de enseñanza gratuita
para ambos sexos e instaló una escuela pública para varones.
Reorganizó completamente el Poder Judicial, lo que ocasionó graves
problemas en el funcionamiento de este y reinstaló a la Corte de Justicia
como autoridad máxima.
La Revolución de 1857
El diecisiete de marzo de 1857 se produjo una revolución organizada
por militares benavidistas que colocó a Nazario Benavides en el cargo