Juan Carlos Bataller
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Don Francisco, hemos estado con don Eloy Camus y le manda un
afectuoso saludo y dice que le gustaría charlar con usted cuando
vuelva a San Juan.
Pasaron algunos minutos en los que mirábamos fijamente la teletipo es-
perando la respuesta. Pronto nuestra mentira dio sus frutos. Las letras
comenzaron a aparecer en la máquina.
-Díganle que yo también lo saludo y que con gusto lo recibiré cuando
vuelva a San Juan.
Una semana más tarde don Eloy entraba por primera vez a Diario de
Cuyo. Lo recuerdo como si fuera hoy. Llegó acompañado por Gallerano
y Leonor. Don Francisco lo recibió con una sonrisa amplia. De pronto
Camus dijo a sus acompañantes.
-Este es el hombre del que yo les he hablado tan mal durante tantos
años. Ahora nos vamos a hacer amigos.
Entraron los dos solos a la oficina de Montes.
Y se hicieron amigos.
Los tiempos habían cambiado.
Los medios de Montes apoyaron toda la gestión de don Eloy y entre
ellos existió una real amistad.
Hombre de paz
Todos coinciden que gracias a don Eloy en San Juan se vivió un clima
de relativa tranquilidad en una de las épocas más terribles que vivió la
Argentina. Muchos de los jóvenes militantes de aquellos años coinciden
que durante la gobernación de Camus integrantes de formaciones es-
peciales se salvaron por don Eloy.
Una anécdota que pinta esta situación la relató su nieto, también lla-
mado Eloy Camus, al hablar del caso de Francisco Segundo Alcaraz,
“Chiquito” quien a los 33 años era presidente de la Juventud Peronista
en San Juan y secretario político de la organización guerrillera peronista
Montoneros, teniendo el grado de oficial.
-AAlcaraz lo conocí en la casa de mi abuelo cuando él era gobernador
de San Juan y al ‘Chiquito’ por pedido de las autoridades nacionales
lo estaba buscando la policía sanjuanina por sus actividades políticas.
Cuando lo conocí, mi abuelo le gritaba por teléfono muy enojado al
Jefe de Policía como ‘carajo’ no lo podían encontrar a Alcaraz para de-
tenerlo. Difícil que lo encontrara. Alcaraz estaba tomando café en la
cocina de don Eloy. Años después me enteré que también lo ocultó
un tiempo en la época de la dictadura.