Juan Carlos Bataller
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nuevo triunfo del escobarismo representado por Guillermo De Sanctis
—las únicas en la década en la que Escobar no sería candidato—
pusie-
ron de manifiesto una caída en el caudal de votos.
Este fue un momento clave.
Ensorbecido por su caudal electoral y por algunos amigos desconoce-
dores de la política que se habían adueñado de gran parte del gobierno,
Escobar no escuchó el llamado de alerta.
Creyó que sólo era cuestión
de nombres y que todo volvería a la normalidad cuando él fuera can-
didato.
Pero algo había cambiado en su relación con el electorado.
No era sólo
la mala imagen de algunos de sus ministros.
La gente comentaba hechos de presunta corrupción, centrando sus crí-
ticas en una oficina instalada en Buenos Aires denominada
San Juan
2.000
que atraía inversiones agrícolas por parte de grandes empresas
que se beneficiaban con el diferimiento del pago de impuestos.
Para colmo de males, había muerto
Rogelio Cerdera
, un vicegoberna-
dor muy respetado por la oposición, al que algunos veían como un
dique de contención para desbordes en la acción de gobierno.
Algo había cambiado
Dos años más tarde esa tendencia quedaría ratificada.
Escobar quiso apostar una vez más.
Mediante un fallo polémico de la Justicia pudo presentarse como can-
didato por tercera vez al considerar que no pudo cumplir íntegramente
con su primer mandato al ser destituido. Logrado ese objetivo Escobar
decidió adelantar las elecciones que debían realizarse en octubre para
el mes de mayo.
Pensó que con él como candidato y habiendo atraído a su redil a
Jorge
Abelín
, ascendente dirigente que en ese entonces tenía buena imagen
en el electorado, el triunfo estaba asegurado.
La oposición, representada por la Cruzada Renovadora, el bloquismo,
el radicalismo, el Frepaso y el MODEIN más algunos dirigentes pero-
nistas, logró consensuar un candidato único: Alfredo Avelín —acom-
pañado por el bloquista Wbaldino Acosta— e integrarse en la Alianza
por San Juan.
En rigor de la verdad, las
elecciones se habían transformado en un ple-
biscito.
Por un error de los estrategas peronistas, la ciudadanía no ele-
gía entre varios candidatos.