El Nuevo Diario - page 18

M
i amigo Verti no se carac-
teriza, precisamente, por su
formalidad, más bien hace
lo posible por sobrevivir en cual-
quier lado, con lo puesto, con sus
bolsos y su andar tranquilo.
Al verme se arrimó a mí y me dijo
que había entrado al negocio a com-
prar algo pero le faltaron algunas
monedas. Además, que venía de “La
Primera”, que recién lo soltaban
junto a otros dos colegas. ¿Por qué
fuiste a parar allí? le pregunté. Dijo
que como hacía mucho frio, para en-
trar en calor se tomaron unos tintos.
“Nos agarraron y nos guardaron”,
haciendo ademanes con los puños
como cuando se levanta algo. Le pre-
gunté para que quería las monedas.
“Y qué querés que te diga, que voy a
comprarle remedios a mi abuelita”?.
Seguro que algo haré. Después de
convidarle unos pesos, le di saludos
para su colega Horacio. “Si, él te
quiere mucho”, me contestó. ¿Me
quiere más que vos? “No, ahora yo
te quiero más”.
Allí nos separamos y seguí pensando
en cómo lleva sus días; en su espon-
taneidad sin vueltas ni mentiras; en
su interesada diplomacia y en nues-
tra industria madre que es tan bene-
ficiada por estos muchachos.
La costumbre y la necesidad hacen
parecer simple y conocidas situacio-
nes que a cualquiera nos alcanzarían
para varias sesiones de sicólogo.
Viernes 27 de noviembre de 2015
18
s
s
La Justicia
como infantería
Nada que perder
TEMAS DE LA JUSTICIA
Escribe
s
s
Cuando no se tiene nada que perder,
no hacen falta las buenas formas ni
los cumplidos.
Cuando no se tiene nada que perder,
está todo por ganar, porque cual-
quier cosa es más que nada.
Cuando no se tiene nada que perder,
se tiene la máxima libertad....y es
más fácil no saberla usar.
de éstos, ha llegado la hora de poner
las cosas en su lugar.
La institucionalidad exige que
Jueces/Fiscales entiendan que el
serlo es un inmenso honor que les
confiere la República.
La institucionalidad exige, claro
está, que Jueces/Fiscales sean el re-
ducto donde los conflictos encuen-
tren solución y no el ámbito desde el
cual se generan los conflictos.
La institucionalidad exige de Jue-
ces y Fiscales presencia, recato, se-
riedad, no exhibicionismo,
prudencia, estudio, firmeza y, por
sobre todo, un irrevocable compro-
miso con el valor Justicia.
No tengo duda razonable alguna
que la Justicia Federal con asiento
en Ciudad Autónoma se encuentra,
en general, en una evidente situación
de desborde, de confusión, de parcia-
lización, solo disimulada por la pol-
vareda de una lucha electoral de la
que, unos y otros, son parte.
Hace ya años, así lo dije en torno
al caso Nisman, que buena parte
de esa Justicia se ha convertido en la
“infantería” de uno u otro sector po-
lítico, practicando el peligroso juego
de “gobernar” mediante actos judi-
ciales, conducta disvaliosa favorezca
a quien favorezca.
Unos y otros han perdido el recato,
la prudencia, el sentido del deber ser,
unos y otros han desbordado, en mi
criterio, el ámbito de actuación que
les marca la Constitución.
La Justicia, esa Justicia de los
Jueces/Fiscales Federales con
asiento en Ciudad Autónoma, no
puede servir de fundante para nin-
guna buena Justicia; en esa Justicia,
así lo creo, hay que tallar y dar de
nuevo.
Cuando Jueces/Fiscales terminan
creyendo que tienen la representa-
ción popular o, bajo el pretexto de
nuevas teorías o de pretendidos nue-
vos paradigmas, invaden a los otros
Poderes del Estado o son instrumento
Eduardo Quattropani*
Escribe
ALGO DE ALGUIEN
* Vicepresidente Consejo Federal de
Política Criminal de los Ministerios
Públicos de la República Argentina
LA COLUMNA DE LA TANA
s
s
Escribe
Alejandra Araya*
Hoy: La última cena
Festejos
S
alón zona Santa Lucía. Gala de
la empresa. En la entrada, re-
cepcionista con sonrisas publici-
tarias de dentífrico, controlan el
ingreso. Antorchas demarcando el ca-
mino. Llega Álvarez, el gerente gene-
ral, y su esposa Matilde.
-Mozo, ¿me trae una copa de vino?
Pide Matilde.
-Señora, yo soy encargado de Logís-
tica. Le contestó Sánchez vestido de
saco negro y moño rojo. Álvarez lo sa-
luda intentando disculpar a Matilde.
Para aggiornar a la empresa, Cala-
brese, el subgerente, había convencido
a Álvarez que contrataran a Denis, un
asesor de coaching ontológico. Cada
empleado ha visibilizado ciertas cues-
tiones según su mirada. A Álvarez, por
ej, le ha revelado que Sánchez se roba
las lapiceras. A Calabrese, en cambio,
que Álvarez padece de SAS (Síndrome
de Abstinencia Sexual) y ha encon-
trado placer en comer y beber.
Islas caribeñas, mexicanas, españolas.
Comida caliente, tibia, fiambre. Mozos
que traen más comida. Álvarez
prueba, mastica, traga, habla, se ríe,
saluda, bebe. Hace una pausa y repite
la rutina. Calabrese charla con él y lo
acerca a la barra.
Álvarez le pide al barman un clavo
oxidado.
-¿Clavo… qué? No lo conozco. Tengo
para ofrecerle: Caipiriña, Cubalibre,
Daiquiri, Margarita…
-Haceme un Séptimo Regimiento.
-Eh… eh… ¿Un mojito?
-Bueh, dale, pibe, un mojito.
Cuando el coaching dijo en los talle-
res: “Envejece pero nunca te convier-
tas en un viejo”, Álvarez estaba de
viaje.
En otro sector de la fiesta, Oropel, del
Departamento Jurídico, le pregunta a
Marcelo:
-La de vestido blanco y negro es…
-¡Liliana, la secretaria de Calabrese!
-Uh, se le perdieron los “101 dálma-
tas”.
-Ojo, es Cruella de Vil.
Álvarez va por el tercer mojito, no le
saca los ojos al escote de Liliana que
se ha puesto ese vestido porque se lo
ha pedido Calabrese.
“El que quiere
hacer algo encontrará un medio, el
que no, una excusa”
frase que rescata
de los talleres de coaching.
La gente entra al salón. Los locutores
comienzan su tarea recitando el guión
estudiado.
Locutor 1: Blablablablero… esta
noche mágica.
Luego, más tarde, la noche será: espe-
cial, de amigos, compartida, emotiva,
extraordinaria, maravillosa, deliciosa.
Juego de luces, redoble de música. En-
tran los mozos para servir el primer
plato.
Promediando la cena, Álvarez es invi-
tado por los locutores a hacer un brin-
dis.
Denis le acerca el discurso que se
niega a leer. ¡Él es el gerente! Y
habla desde sus paradigmas.
-Nuestras tetas… digo, tretas de ven-
tas son mis testículos fieles, perdón.
Testigos fieles.
Calabrese, lo mira recordando al
sabio Sun Tzu en su libro “El Arte de
la Guerra”: “Si utilizas al enemigo
para derrotar al enemigo serás pode-
roso en cualquier lugar a donde
vayas”
*Profesora en Letras y escritora
Gustavo Ruckschloss
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