El Nuevo Diario - page 14

Viernes 27 de noviembre de 2015
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LA ESCUELA ES EL LUGAR DE DETECCIÓN Y ACOMPAÑAMIENTO
El fenómeno de cortarse, golpearse
Adolescentes que se cortan, se queman, se golpean, es una
tendencia que se hace visible desde hace varios años en las
escuelas y que ahora incluye a chicos de menor edad. Docen-
tes y padres desbordados por un fenómeno que es un llamado
de atención y pone en el ojo de la tormenta a las familias.
P
arece un punto extremo,
pero el fenómeno de la au-
toagresión es más fre-
cuente de lo que muchos piensan
entre los adolescentes. Se trata de
cortes o tatuajes que los chicos se
hacen con tijeras, cuchillos, gille-
tes, alambres, las uñas y otros ob-
jetos filosos, en los antebrazos,
muslos o piernas. También se in-
cluyen en estas lesiones golpes
que se dan a sí mismos, quemadu-
ras con cigarrillos y heridas que se
hacen sobre las cicatrices para im-
pedir que sanen. Los especialistas
en este tema explican que este no
es el problema, sino el síntoma de
una realidad mucho más compleja
y que, por lo general, se vuelve vi-
sible en la escuela.
Muchas veces son los docentes los
que se enteran de que sus alum-
nos se agreden y tienen que infor-
mar a los padres. El problema no
es exclusivo de una clase so-
cial, se da sobre todo entre
los doce y quince años y
en el último tiempo se han sumado
los chicos de los últimos años de la
primaria.
Algunos de los profesores que se
ven desbordados frente a esta reali-
dad recurren al Centro de Mediación
con el que cuenta UDAP (Unión Do-
centes Agremiados Provinciales)
desde 2008. En los casos más extre-
mos, interviene la Dirección de
Niñez, Adolescencia y Familia. Su di-
rectora, Viviana Meglioli, cuenta que
“esto es muy común entre los chicos.
Nosotros atendemos a aquellas fami-
lias que nos piden ayuda en el trata-
miento. Hacemos un trabajo familiar
y los derivamos a piscología clínica”.
También explicó este fenómeno la
psicóloga Irma Bracco, directora de
los Gabinetes Técnicos Interdiscipli-
na- rios de Educación.
I
rma Bracco explica que algunos
padres sí se dan cuenta de lo
que están haciendo sus hijos.
“Lo plantean como un problema y
piden ayuda a los docentes. Hay
otros a los que se los cita a la es-
cuela y les resulta difícil entender. Al
papá que le resulta difícil es el que
más acompañamiento necesita”. La
psicóloga sugiere
que, cuando pa-
dres sepan que
sus hijos se au-
toagreden, “no traten de reprender,
no los maltratan, eso es lo primero.
Intenten que el chico pueda poner en
palabras lo que está sintiendo, lo
que le está pasando, teniendo en
cuenta que esto es un síntoma.
Cuando el papá o la mamá puedan
sentarse a hablar con ellos y a escu-
charlos, ya tenemos el primer paso
de la ayuda. También tienen que re-
conocer que su hijo está necesitando
ayuda y que quizás esta ayuda la
necesite toda la familia”.
Lo que deberían
hacer los padres
O
lga Aubone, directora del Cole-
gio Provincial de Santa Lucía,
dice que en la institución tie-
nen casos de autoagresión desde hace
varios años. Para agredirse los adoles-
centes utilizan cutters, alambres y las
chicas suelen lastimarse con las uñas.
Ella explica que por lo general se ente-
ran de esto a través de otros alumnos y
que recién cuando comienzan a traba-
jar con el gabinete empiezan a salir a la
luz las razones:
porque estoy mal,
porque me siento solo, porque me
peleé con mi papá o mi mamá, porque
mi papá nos ha abandonado y porque
tienen algún problema con la droga.
Por ahí aparece algún caso y a los días
dos o tres más”.
A fines de 2013 salió a la luz el caso
del Colegio Presbítero Francisco Pérez
Hernández, donde seis chicos de once
años se marcaron las muñecas con
elementos cortopunzantes. En la
misma época, en la escuela Pedro de
Márquez, de La Bebida, un chico de 12
años grabó su nombre en la piel con un
cúter y terminó desvaneciéndose.
Los casos
—¿Por qué los chicos se cortan?
—Esto es un síntoma, un emergente
de situaciones complejas, multifactoria-
les, que conviven en la emocionalidad
del o la joven. Generalmente son inten-
tos de exteriorizar el malestar, no lo-
gran ponerlo en palabras. Desde mi
experiencia tiene que ver con las rela-
ciones con los padres, con no sentirse
queridos, tener baja autoestima, la falta
de afectación de sus pares. Me atreve-
ría a decir que pertenecen a pequeñas
minorías no incluidas que son blancos
para ser vulnerados, burlados.
—¿Estas situaciones suelen salir a
la luz en la escuela?
—La escuela es el espacio donde
estas situaciones se visibilizan, pero no
tiene que ver con la escuela, son inter-
nas. La escuela puede brindar conten-
ción, una mirada amorosa y en muchos
casos salvadora de situaciones de
riesgo.
—¿Hace cuánto que observan estos
casos?
—No es un tema nuevo, son proble-
mas “de época”, culturales,
son situaciones que la-
mentablemente se vira-
lizan y se ponen de
moda, incluso lo
vemos en figuras de
renombre, como la
hija de Marcelo Ti-
IRMA BRACCO, PSICÓLOGA Y DIRECTORA
DE GABINETES DE EDUCACIÓN
“Son intentos de exteriorizar
el malestar”
nelli, que tiene tatuada la cola.
—¿Es más común en las mujeres?
—Podemos decir que de una equis canti-
dad de casos hay mayor cantidad de mu-
jeres pero no significa que sean ellas
únicamente. Tenemos un poco más de
mujeres, con edades de doce a quince y
también hemos visto que el fenómeno está
apareciendo en escuelas primarias, que
eso antes no se veía, lo nuevo es esto.
—¿Cómo suelen enterarse los docentes
de que uno de sus alumnos se corta?
—Porque algún compañerito se lo dice. La
maestra le pide que le muestre, llaman a
los padres y después desde la institución
piden ayuda a los profesionales de los
equipos técnicos.
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