El Nuevo Diario - page 25

Viernes 8 de junio de 2018
de todas las tierras situadas al norte
del Duero, manda repoblar estos
Campos Góticos. La expansión y re-
población, iniciada por los Reyes de
León en Tierra de Campos durante el
Siglo IX, dio lugar al nacimiento de la
actual ciudad.
El hecho de estar enclavada en una
encrucijada de caminos hizo que la
villa, en esos momentos de realengo,
creciese en importancia. La España
cristiana y medieval depara a Medina
un trato muy favorable. De guerra en
guerra, de señor en señor, también de
reino en reino, al hallarse en la fron-
tera entre los Reinos de Castilla y de
León.
lll
A finales del siglo XIV, Juan I dota de
escudo a la población y le otorga los
títulos de muy noble y leal.
Se constituyó el 19 de Abril de 1424
en sede del almirantazgo del reino de
Castilla, título honorífico, por decisión
de su titular, Alonso Enríquez.
En tiempo de los Reyes Católicos tuvo
su mayor esplendor gracias a sus dos
ferias anuales. Llega a merecer el so-
brenombre de India Chica por el que
se la conoce en España durante la
época.
Durante Ia Guerra de Ias Comunida-
des Medina de Rioseco jugó un papel
fundamental. La seguridad de sus
muros y el poderío del almirante hicie-
ron que fuese el lugar elegido por el
Cardenal Adriano, regidor del reino en
ausencia del emperador Carlos, para
refugiarse en la villa el 15 de octubre
de 1520, huyendo de la hostilidad de
la Junta Comunera.
lll
A mediados del Siglo XVII Felipe IV le
concede el título de Ciudad en consi-
deración a los muchos, buenos y lea-
les servicios que el Concejo hizo a los
Reyes.
En la invasión francesa, el 14 de julio
de 1808 tuvo lugar aquí una dura ba-
talla entre las tropas anglo-españolas
y las francesas del mariscal Dressie-
res: La batalla del Moclín Tras la de-
rrota vino el expolio, el incendio y las
violaciones.
Tal fue la importancia de esta batalla
que el propio Napoleón Bonaparte
afirmó “la jornada de Rioseco ha colo-
cado a mi hermano José en el trono
de España”.
A raíz de esto, la ciudad perdió su cas-
tillo y el Palacio de los Almirantes.
lll
Desde el XVII, y tras el esplendor de los
siglos XV y XVI, se inicia el lento y pro-
gresivo declive común a toda Castilla.
A mediado del siglo XIX la Ciudad em-
pieza a recuperarse del desastre. Se
construye el Canal de Castilla, y el
Tren Burra y se instalan numerosas fun-
diciones. Y durante el siglo XX, se inició
la restauración y consolidación del muy
rico patrimonio histórico-artístico de Me-
dina.
Así por ello desde hace unos años se
trata de paliar con la restauración y con-
servación del ingente patrimonio histó-
rico-artístico del que hace gala la
ciudad.
E
n las calles de Rioseco casi no se ven
niños y hay pocos jóvenes.
Muchos emigran a Valladolid, a 45 kiló-
metros, la capital de Castilla y León. El día que
estuve en la ciudad, llegué a la hora de la siesta
y parecía casi un pueblo fantasma En un bar
donde unos diez parroquianos, la mayoría de
gran edad, jugaban a las cartas, pude comer
unos callos y una tortilla antes de seguir reco-
rriendo sus calles vacías.
Después de las cinco comenzaron a abrir algu-
nos negocios y el ayuntamiento, donde me reci-
bió Artemio Domínguez González, la máxima
autoridad del lugar AI instante se ofreció a ser el
guía turístico mientras mostraba los atractivos tu-
rísticos del lugar y afirmaba que ver tres catedra-
les en un lugar tan chico demostraba el poderío
económico que supo tener Rioseco cuando era
la época de los almirantes. Y seguramente mu-
chos de los que fueron a América volvieron con
fortunas que invirtieron en el lugar.
La sensación que me dejó Ia visita es que Rio-
seco se quedó en el tiempo, añorando Ia época
cuando reyes y grandes señores paseaban por
sus calles empedradas.
J.C.B.P.
Una ciudad que se
quedó en el tiempo
Escudo antiguo de la ciudad Medina de Rio-
seco. También se lo llamaba “Escudo de los
Almirantes”
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