Los gobernadores
de mi memoria
D
ecía Milan Kundera, escritor checo, que la memoria no guarda pe-
lículas, guarda fotografías.
Nuestro cerebro, de esta forma, abstrae información visual, la procesa
y guarda imágenes estáticas. Sería algo así como quedarse con los foto-
gramas claves.
Si la imagen no es poderosa, se pierde en el tiempo y no es recordada.
En general nuestros historiadores se nutren de esas fotografías.
Las fotos, como los documentos, pueden contarnos una guerra. Pero di-
fícilmente nos transmitan el olor de la pólvora, los gritos de dolor del
herido, el terror y la adrenalina de los soldados, los heroismos y las co-
bardías.
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Los gobernadores de mi memoria