HISTORIAS CONTADAS CON DOS DEDOS - JUAN CARLOS BATALLER
Juan Carlos Bataller 92 Atlántico Norte) y en todo el mundo. En ella, entre decenas de militares, aparecían nombres libres de toda sospecha: Giovanni Torrisi, jefe del estado mayor de Defensa (máxima autoridad militar); Walter Pelosi, jefe de CESIS, el órgano de coordinación de los servicios secretos italia- nos; Giuseppe Santovito, general y jefe del SISMI, el contraespionaje militar; Giulio Grassini, general de los «carabinieri» y responsable del SISDE, el servicio de seguridad interno; Bruno Di Fabio, un oficial de la Marina que trabajaba en la oficina de informaciones de la OTAN donde llegan los informes secretos de los quince países miembros de la Alianza; AngeloRega, un funcionario del Ministerio de Industria des- tacado en representación del gobierno italiano ante el comando aliado. Para los altos mandos de la OTAN no se trataba sólo de un problema político interno de Italia. Si un militar pertenecía a una logia, a quien servía: ¿a su país, a la alianza o la hermandad? ● ● ● El parlamento italiano, mientras tanto, era un hervidero. En las hasta el momento desconocidas listas de la P-2 figuraban los ministros de Justi- cia, el democristiano Adolfo Sarti; de Comercio Exterior, el socialista Enrico Manca, y de Trabajo, el democristiano Franco Foschi. También estaban el secretario general del Partido Socialista Democrático (com- ponente de la mayoría de gobierno), Prieto Longo; dos decenas de di- putados y senadores que representaban a casi todos los partidos actuantes en el parlamento (sólo faltaban hombres de las bancadas co- munista y radical), ex funcionarios, ex legisladores, conocidos dirigentes provinciales y nacionales. ● ● ● Los nombres circulaban como reguero de pólvora y llegaban hasta el Consejo Superior de la Magistratura (la Corte de Justicia), donde algu- nos de sus integrantes aparecían comprometidos, a las jefaturas de po- licía de las importantes ciudades, al mundo de las altas finanzas, que se conmovió al leer el nombre de Roberto Calvi, presidente del Banco Ambrosiano, el más poderoso banco privado del país, estrechamente ligado a las finanzas vaticanas. En el periodismo la conmoción no era menor. Angelo Rizzoli, el pro-
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