HISTORIAS CONTADAS CON DOS DEDOS - JUAN CARLOS BATALLER
Historias contadas con 2 dedos 85 de futuros cambios de aceite y el lavado del auto. Eso no era todo. El resultado final aparecía dividido en dos. En otras palabras, debía pagarle la mitad de lo gastado. ahí comprendí las diferencias entre un suizo y un argentino. ● ● ● Un día de octubre cuando las acciones de Astra casi habían duplicado su valor, Roland me dice: —hay que vender. hoy mismo. Él mismo se encargó de convertir las acciones en dinero y me dio hasta el último dólar con una buena ganancia. Por curiosidad seguí leyendo Il sole y vi como en los días siguientes las acciones de Astra caían rápidamente hasta volver a su valor inicial. —decime… ¿vos conocés argentina? – , le pregunté al suizo. —No, nunca estuve allí. Con Roland Lovey. En Roma, 1980
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