HISTORIAS CONTADAS CON DOS DEDOS - JUAN CARLOS BATALLER
Juan Carlos Bataller 68 grandes empresarios, y en general a las fuerzas conservadoras del país, declarando públicamente que el PCI se situaba a favor de un nuevo mo- delo de desarrollo, en el cual debían jugar un gran papel los grandes in- dustriales y empresarios. ● ● ● Como si esto fuera poco, estaba el personaje. En esos tiempos Berlinguer tenía 59 años. Había nacido en Sassari, Italia, dentro de una importante familia de Cerdeña, en un contexto cultural y familiar notable, lo cual le influiría en toda su vida y carrera. Su ape- llido, Berlinguer, tiene orígenes catalanes, prueba de la presencia de la Corona de Aragón en Cerdeña siglos atrás. Era primo de Francesco Cossiga (quien fue líder de la Democracia Cris- tiana y presidente de la República Italiana), y ambos eran familiares de Antonio Segni, otro dirigente democristiano y presidente de la Repú- blica. El abuelo de Enrico, también llamado Enrico Berlinguer, fue el fundador de La Nuova Sardegna, un importante periódico sardo, y amigo personal de los héroes de la Unificación Italiana, Giuseppe Gari- baldi y Giuseppe Mazzini. ● ● ● En 1946, Palmiro Togliatti, como máximo dirigente del Partido, llamó a Berlinguer a Roma, y tan sólo dos años más tarde (con 26 años) entró en el secretariado nacional del PCI, siendo uno de los miembros más jó- venes admitidos en dicho órgano. En 1949 fue elegido secretario general de la Federación Juvenil, ocupando dicho puesto hasta 1956. Un año después, fue nombrado presidente de la Federación Mundial de la Ju- ventud Democrática, la Internacional de Juventudes Comunistas y afi- nes. En 1957, Berlinguer, como dirigente de la escuela central de formación del PCI, abolió la visita obligatoria que hasta entonces había que hacer a la Unión Soviética, como parte de la formación política, la cual era necesaria para ser admitido en las más altas posiciones del PCI. ● ● ● Aquel día que los periodistas latinoamericanos desayunamos con Ber-
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