HISTORIAS CONTADAS CON DOS DEDOS - JUAN CARLOS BATALLER

Juan Carlos Bataller 44 profesionales y funcionarios del Banco Nacional de Desarrollo y de Fa- bricaciones Militares que volaban cerca nuestro. Pablo nos explicó que los Lamas comenzaron a fabricarse a finales de 1968 para satisfacer las necesidades del ejército indio, y el primer prototipo voló el 17 de marzo de 1969. La certificación francesa llegó el 30 de septiembre de 1970. Du- rante los vuelos de ensayo en 1969 llevando dos tripulantes y 140 kg de combustible realizó los aterrizajes y despegues más altos realizados, siendo éstos a una altitud de 7.500m (24.000 pies). El tren de aterrizaje es de patines, y además dispone de ruedas retrác- tiles para facilitar la maniobrabilidad en tierra. Se le puede equipar con tren de aterrizaje de flotadores para operaciones en agua, y además dis- pone de flotadores de emergencia que pueden ser inflados en cualquier momento en el aire. En la cabina de vidrio están sentados delante lado a lado el piloto y un pasajero y detrás de ellos otros tres pasajeros. La carga útil puede ser de hasta 1.000 kg. En resumidas cuentas, estos Lamas hacía poco que habían sido adquiridos. Y eran unos bichos aptos para todo terreno, especialmente cuando se re- quiere operar en grandes alturas, como era el caso de este viaje al Merceda- rio. ● ● ● El viaje fue sin tropiezos. Tras el aterrizaje en Barreal nos propusimos a esperar la llegada de los Lamas. Pero pasaron los minutos y ni noticias de los aparatos. Media hora después llegó la noticia: hemos perdido contacto con uno de los Lama. La noticia de que se había extraviado uno de los Lama obligó a olvidar el objetivo inicial y a concentrar esfuerzos en la búsqueda de la má- quina. Poco antes del mediodía se tuvo la confirmación: el helicóptero había sido tomado por una corriente descendente, estrellándose al pie del glaciar, a 4 mil metros de altura y en una zona prácticamente inal- canzable. La máquina siniestrada era piloteada por el teniente Carlos Ascoitía. ● ● ● A todo esto mi mayor preocupación era avisar a la ciudad de que el he- licóptero accidentado no era el de la gobernación y de que todos está-

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