HISTORIAS CONTADAS CON DOS DEDOS - JUAN CARLOS BATALLER
Juan Carlos Bataller 34 Pensaba qué podía decir para estirar media hora el comienzo de la im- presión. La sorpresa fue cuando tres minutos antes de las cinco veo entrar a Eduardo a la gran sala de fotomecánica. No lo podía creer. Sólo habían pasado 65 minutos desde que hablamos por teléfono. —¿Cómo lo hiciste? —Vine en avión. —¿en avión? En ese momento veo entrar al “Nito” Mascarell, primo nuestro y corre- dor de autos. Eduardo le había llamado, le explicó el problema y cinco minutos des- pués estaban en la ruta, a bordo del IAVA que Nito tenía preparado para correr. ¡en 55 minutos hicieron el viaje! Hoy lo veo a la distancia y pienso: —¿Sabrá la gente qué hay detrás de una empresa? La plata es importante. Los conocimientos también. Pero no son sufi- cientes. La plata, la tecnología, los conocimientos son como una ensa- lada sin aliño. Hay que ponerle además mucho amor, mucha pasión, mucha transpi- ración, mucho riesgo, hasta de la propia vida para que la cosa funcione. Y revolver lento, lento, lento... hasta que cada cosa se impregne del fuego sagrado que reclama toda obra humana.
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