HISTORIAS CONTADAS CON DOS DEDOS - JUAN CARLOS BATALLER

Historias contadas con 2 dedos 33 —Falta una página. —¿Cómo? —Sí, no encontramos la página 8. ● ● ● Ni pregunté cuánto era. Dejé cinco pesos sobre la mesa y corrí hacia el diario. Efectivamente: la página 8 no había llegado. Tomé el teléfono y llamé a Eduardo a su casa. —eduardo, sonamos. La página 8 se quedó en San juan. no vamos a poder imprimir. —Esperá... Yo me voy al diario a ver si está allá. Andá averiguando hasta cuando pueden esperar esa página. Pregunté al jefe de fotomecánica: —¿hasta qué hora pueden esperar por la página? —No más de las cinco. No te olvidés que a las 7 tiene que estar todo ter- minado porque imprimimos los suplementos de Los Andes. ● ● ● Tres minutos después sonó el teléfono. Era Eduardo. —encontré la página. La habían dejado pegada detrás de la puerta. Teníamos la costumbre de ir pegando con cintex, en las paredes, las pá- ginas que estaban terminadas para, de esa forma, tenerlas a la vista. ¡Justo a alguien se le ocurrió pegar una en la puerta que, al abrirse, es- condió la página! —Son las cuatro menos diez. Ya no tenemos tiempo. —Vos tratá de demorarlos diez minutos. La página va a llegar. Respiré hondo y opté por mentir: —Ya se habían dado cuenta. hace media hora que la página salió de San juan. a las cinco estará acá. —¡Te salvaste sanjuanino! Sonreí. ¡Qué iba a hacer! ● ● ● Sentía sobre mí el peso del mundo.

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