HISTORIAS CONTADAS CON DOS DEDOS - JUAN CARLOS BATALLER
Juan Carlos Bataller 146 cine policial negro o las historias de grandes criminales o los personajes del imperio romano. Con Rolando comíamos a veces en casa – era una especie de tío para mis hijos- y otras en lo de Pablo, otro personaje que merece unas líneas. Paolo, era un cocinero de barco que, cansado de pelar papas y cocinar en alta mar, un día decidió volver a tierra y ponerse un pequeño res- taurante en Roma, cerca de la Prensa Extranjera. Paolo – Pablo para nosotros- era un hombre de alrededor de 65 años, bajito, delgado, que hablaba varios idiomas y cocinaba como los dioses. Pronto no sólo cocinaba sino que se incorporó a nuestras charlas y contó aventuras increíbles de sus 30 años en ultramar. ● ● ● Otro de los comensales permanentes de esa mesa era Leslie Childe, un inglés que había llegado en 1959 a Roma como corresponsal del diario londinense TheSun. Cuando le ofrecieron la corresponsalía, pensó : “ita- lia es un país en crisis permanente; voy, cuento el derrumbe y en un par de años vuelvo”. No sólo no volvió: se casó, tuvo hijos italianos y se enamoró de ese país en forma de bota. Leslie era uno de los más trabajadores en el edificio de Via de la Mer- cede. Su diario –un tabloide sensacionalista- le pedía notas de los más variados temas. Además de la flema inglesa y un sentido de la amistad valorado por todos, tenía un hígado a toda prueba, capaz de tomar va- rios vodka y martinis, almorzar y cenar con un buen vino y terminar la noche con un par de vasos de whisky escocés. “el hígado es un invento latino” , decía entre risas. Una mesa de la que esporádicamente podían participar el español Joa- quín Navarro Valls –quien luego sería vocero papal de Juan Pablo II-, el brasileño Araujo Netto, el griego Giorgio Lambrinopulos o el búlgaro Cristo Petrov. ● ● ● De pronto, un hecho perturbó aquellas amigables tertulias donde todos nos sentíamos cómodos y donde podíamos coincidir en los análisis por-
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