HISTORIAS CONTADAS CON DOS DEDOS - JUAN CARLOS BATALLER

Juan Carlos Bataller 14 Pero la razón, esa señora implacable que aun nos acompaña, comenta en sordina: -no es así. todo tuvo su tiempo. Y cada tiempo fue formando este pre- sente. • • • Y es entonces cuando la cajita de los recuerdos se abre y en lugar de la música que acompaña toda cajita que se precie de tal, esta cajita pre- gunta: -¿Cuál fue tu edad más importante? Ya no hay escapatoria. La respuesta es intransferible. Pasan como una ráfaga las primeras entrevistas, los personajes que ya no están, el temor de renunciar a lo seguro para intentar sueños multi- colores, los años en Buenos Aires, las tensiones en la gran redacción de Clarín, la familia que se agrandaba, los nuevos destinos en Europa, el escenario formidable para un periodista en la Italia y el Vaticano de los años 80, el regreso, los hijos que crecían y los padres que se iban despi- diendo, el efímero paso por la política en un mundo donde aun reinaban la esperanza y el lirismo y todo lo que vino después, con la vuelta al pe- riodismo provinciano.. • • • La vida es tiempo. Tiempo y memoria. No hay que explicarla. Sólo vivirla. Y no se puede elegir un momento. Pero Silvia me acaba de decir que hace 50 años se publicó mi primera nota. Y de pronto me vino a la memoria un flaco de 20 años que enfrentaba la mayor de sus apuestas: colgar al futuro ingeniero para ser periodista. Y junto con ese recuerdo, hoy, entre tantas historias, lamemoria elige a tres hombres que influyeron de una u otra forma en la carrera de aquel joven. • • • Es entonces cuando se produce el primer encuentro. El joven de veinte años y un hombre en la plenitud. Un hombre al que ya le decían don Francisco , aunque era más joven

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