HISTORIAS CONTADAS CON DOS DEDOS - JUAN CARLOS BATALLER

Juan Carlos Bataller 136 alarma. Veamos algunas: ● ● ● A fines de 1980 estalla en Turín lo que se conoció como la batalla de los “colletti bianchi”. Fue en los portones de la fábrica de la Fiat, donde los piquetes de las tres centrales obreras –la comunista, la socialista y la demócrata cristiana, además de los metalmecánicos- impedían que los obreros entraran a trabajar. De pronto los “colletti Bianchi” (los trabajadores de cuello blanco) co- menzaron a desfilar, desafiando los piquetes. Al principio fueron un centenar. Poco después ya se contaban por miles. La marcha comprendía a empleados administrativos, técnicos, ingenie- ros, personal superior . no hubo forma de impedirles entrar a la in- mensa fábrica. Para los diarios italianos fue la primera expresión clara de un mundo nuevo que asomaba en el gremialismo. ● ● ● A raíz de ese hecho el diario para el que trabajaba me ordenó viajar a Turín. Allí entrevisté a varios de los protagonistas. Esto me dijeron: -Que algo quede claro. no fue una expresión de apoyo a la empresa. Fue una advertencia a la dirigencia sindical de que existen centenares de miles de trabajadores que no formamos parte de una línea de mon- taje, que no usamos mameluco como uniforme. Pero que somos tan trabajadores como ellos, tan proletarios como el que más. Pero tam- bién tenemos intereses diferentes y no nos sentimos representados por un gremialismo igualitario. ● ● ● Ya en aquel tiempo trabajaban en la Fiat miles de trabajadores en estas condiciones. Había empresas, como la Ansaldo, que realizaba obras en todo el mundo y tenía un plantel de 800 empleados entre técnicos e in- genieros. -¿Y ustedes qué pretenden?-, pregunté

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