HISTORIAS CONTADAS CON DOS DEDOS - JUAN CARLOS BATALLER
Juan Carlos Bataller 108 rano, una pequeña localidad tirolesa. Ocurre que ella creyó en 1870 que esta localidad reunía las condiciones para mejorar el estado de salud de su hija María Valeria. Su esperanza se cumplió y tuvo como consecuencia que la emperatriz realizara hasta el año 1889 otras cuatro visitas a Merano y que gran parte de la nobleza y personalidades europeas visitaran el lugar que se con- virtió a finales del siglo XIX en uno de los destinos turísticos más popu- lares del continente. Como una especie de homenaje a la emperatriz austriaca, Merano mandó construir el “camino de Sissi”, que pasa por estaciones que tu- vieron algo que ver con las estadías de Isabel. ● ● ● Najdorf contaba con mucha gracia sus encuentros con personalida- des del mundo. Gracias al ajedrez fue invitado por varias persona- lidades de la política y jugó partidas, entre otros, con el líder soviético Nikita Krushev, el primer ministro británico Winston Churchill, el líder revolucionario cubano Fidel Castro, el mariscal Tito de Yugoslavia, el presidente Juan Domingo Perón y hasta con Ernesto Che Guevara. —¿imagino que les habrá dejado ganar? —Yo les proponía tablas. De esa forma nadie perdía. —¿Y ellos aceptaban? —Fidel aceptó las tablas rápidamente. En cambio el Che no aceptó. —¿Y qué pasó? —No tuve más remedio que ganarle— decía mientras lanzaba una car- cajada que se sentía en todo el café. ● ● ● ¿Cómo hacía Najdorf para retener en su cabeza las jugadas de 45 table- ros en forma simultánea? —Mi memoria es my selectiva. Si vos me prestas mil dólares, yo me olvido en el acto—, decía guiñando un ojo. en realidad, yo puedo olvidarme de un apellido, de una cara pero no olvido una partida. Lo importante es recordar las posiciones. Por supuesto me hacían
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