HISTORIAS CONTADAS CON DOS DEDOS - JUAN CARLOS BATALLER

Juan Carlos Bataller 100 menso barco en forma de bota, con más de 55 millones de personas a bordo y mucho ingenio pero pocos recursos para aprovechar, aceptar pasar por las peores tormentas, hasta casi llega a gozar cuando su casco cruje por la violencia de fuerzas contrapuestas, no le agobia en- suciar y lavar su honor cada día. Pero ¡Cuidado!, que nadie quiera lle- gar al naufragio final, que nadie pretenda tirar de la cuerda hasta que ésta se corte, porque fracasará. Y no será perdonado. ● ● ● Es entonces lícito hablar de poder oculto y poder oficial. Es entonces admi- sible mencionar a «los poderes invisibles» de Italia. Aunque difícilmente alguien vaya más lejos del enunciado de esa tesis. Como cuando el líder socialista Battino Craxi habla de un hipotético «gran viejo» que manejaba los hilos del terrorismo y los más imaginativos piensan en un venerable an- ciano de cabellos blancos y porte distinguido que desde su sillón de la pre- sidencia de una gran empresa o su poltrona en unministerio, ordenamatar, secuestrar, comprar armas o asaltar bancos. ¿Cuánto hay de imaginación y cuánto de verdad en las suposiciones sobre todos los «grandes viejos» que cobija la vida italiana? Hasta ahora nadie supo probar nada. Quizás porque son tantos los «grandes viejos» que no existe un «gran viejo». ● ● ● En ese escenario se desarrolla el caso de la P-2, el mayor de los escán- dalos en la historia italiana. Un escándalo en el que muchos pagaron los platos rotos. Y a la luz pública, ante los ojos de todos. Así fue como a los pocos días de iniciadas las revelaciones cayó el gobierno del demo- cristiano Arnaldo Forlani y por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, la democracia cristiana perdió el sillón de primer ministro, que paso a hospedar la robusta humanidad del republicano Giovanni Spadolini, representante de un partido que solo concentra el tres por ciento del electorado. Fue tan grande el cimbronazo que debió llegarse a una solución de este tipo. ● ● ● Así fue como se desencadenó la más grande «purga» en los vértices de

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