QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO V

71 Qué hiciste con tu vida —Te digo algo, yo recuerdo una noche que los fui a ver, creo que era un programa de Argentinísima que se hizo en el cine y que venía Márbiz y que la gente pedía que los llevara a ustedes. Y él dio una explicación, dice “son excelentes como conjunto pero si hicieran música cuyana los llevo”. —Bueno. Esta puede ser una versión y yo te puedo dar otra también. Es verdad, en ese momento el trío sonaba muchísimo. Era un con- junto en el que cantábamos con armonías nada que ver a la tradicio- nal y hacíamos juego de voces. Yo cuando hacía los arreglos en realidad aprovechaba los acordes que hacía en la guitarra, hacía los acordes de las tres voces, entonces había momentos en los que pare- cía que había cinco voces y éramos tres los que cantábamos. Ya em- pezó uno a estudiar y saber que los sonidos fundamentales en las notas tienen armónicos que las componen, entonces que si vos cantás determinada nota va a parecer una artificial sin que esté emitida. Y bueno, y con esa forma de cantar y el repertorio nos distinguíamos bastante. En el momento en que estábamos justamente en esto de Argentiní- sima, que cantamos acá y en Mendoza en la presentación de la pelí- cula, Márbiz era el dueño de una compañía que se llamaba Docta, que era la que armaba los festivales desde enero a marzo, eran 300 en el país. Él nos quiso incorporar a Docta pero bajo condiciones que nos- otros no veíamos bien y tuvimos que decirle que no. No me ufano de decir que lo rechazamos porque además significaba que si nos com- prometíamos era dejar todo acá. El Nene estaba muy metido en su ca- rrera de contador, entonces dijimos “no, no es lo que queremos. Sigamos con lo nuestro”. Seguimos con el conjunto y nada más. —Y se metieron en la gente. —Fue una etapa realmente muy bonita. Fijate que cosa loca yo me voy a Buenos Aires, gané el concurso del Teatro Colón, pero nos presenta- mos en el Precosquín y ganamos. Entonces, al ganar, cuando bajamos del escenario me estaba esperando uno de los integrantes de Los Tro- vadores. Sabía que yo me iba a Buenos Aires, me sacó la tarjeta y me dijo “yo quiero comunicarme con vos, te dejo mi tarjeta porque quiero que estés en Los Trovadores”. Yo le dije “te agradezco, pero estoy de- jando a mis amigos porque voy a algo nuevo que es la ópera, difícil- mente pueda aceptar”.

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