QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO V
32 Juan Carlos Bataller cuatros veces y no quedé por lo que decidí volver y a los 19 años re- cién es mi partida. —¿Y cómo hacías para sostenerte? ¿Trabajabas al mismo tiempo o nunca trabajaste en otra cosa? —Tenía una pasantía y a la vez estudiaba en la facultad el primer pe- riodo, terminé el secundario y empecé a estudiar en la facultad. —¿Qué estudiabas? —Publicidad y propaganda. Claramente en San Juan no tenía ninguna posibilidad real de trabajar como bailarina profesional. Y por su- puesto que los padres se preocupan porque se preguntan qué vas hacer de tu vida. Y yo quería bailar. —Es una apuesta a todo o nada, como un jugador de futbol. Si te va bien vas a conocer mundo, vas a vivir muy bien, pero en el camino quedan muchos... —Que nadie te lo asegura tampoco pero es una apuesta. Si a uno real- mente le apasiona lo que hace, cualquier cosa a la que se dedique, si sos un apasionado, lo que menos pensás es en la fama o en el dinero o en los viajes. Creo que eso viene como añadidura. Para mí todo eso fue un regalo, que me pagaran por hacer lo que yo amaba, conocer el mundo haciendo lo que amaba o compartir el escenario con bailarines que admiraba profundamente. —Igual que uno tiene referentes, creo que para poder ser una gran bailarina tenés que hablar mañana, tarde y noche de danza. —Sí, pero también tenés que tener un momento de despejarte porque si no se trasforma en una obsesión y tampoco es bueno. —¿Cuáles eran esos momentos? ¿Qué hacías? —A mí me encantaba juntarme con mis amigos que no tenían nada que ver con el ámbito de la danza o si. Pero en otro espacio en el que no se hablara de danza, salir a divertirnos, hacer otras actividades o entrenamientos físicos. —¿Y un día entraste a la escuela del Colón...? —Es curioso, a la escuela del Colón no entré nunca. Me bocharon
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