QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO V
231 Qué hiciste con tu vida -José Luis comencemos por la niñez. ¿Dónde te criaste, en Rawson o Jáchal? -Nací en el Obrero Rawson, en la casa de mis viejos, a menos de una cuadra de la canchita de futbol que tiene el barrio. Esas eran casas que se hicieron antes del terremoto de 1944. Mis viejos se casaron, fue el te- rremoto y, por estas cosas de la vida, consiguieron casa en ese barrio. Hice el jardín de infantes, primer grado y primero superior en la escuela Fray Luis Beltrán, que estaba en la rotonda del barrio. -Hace poco estuvo acá Roberto Ruiz. Él hablaba de un chico que iba la escuela Normal, dijo que era insultador, peleador. - Con Roberto nos conocemos porque él vivía en la misma calle que nos- otros, pero a unas cuatro cuadras y nos sabíamos ver cada tanto. Mis viejos y los suyos eran amigos, ellos eran españoles, de esos gringos. -¿Tu viejo trabajaba en Hidráulica creo? -Sí. Se iba los lunes y llegaba los viernes. Me acuerdo que el viejo se ba- jaba en la calle Mendoza. Él iba y venía hasta que un buen día decidimos ir a pasar las vacaciones a Jáchal. No me preguntés el año, debe haber sido 1959 o 1958. El viejo consiguió que le prestaran una casa y ahí es- tuvimos tres meses de vacaciones. Yo tendría 9 o10 años. -¿Cómo era la vida de Jáchal en ese tiempo? -La vida de Jáchal era tan linda. Pero, antes, del barrio Rawson tengo un recuerdo imborrable. Mi hermano Ricardo siempre andaba a caballo, con yeguas con cría, y andaba sobre todo en la rotonda. Un día no se le ocurrió mejor día que, al potrillo que andaba con la yegua, agarrarlo de la cola para que no se vaya. Le metió una patada en la boca. Me acuerdo de mi viejo acomodándole los dientes y llevándolo en micro al médico para que lo atendiera. -En esa época un tipo y una mujer que tuvieran empleo podían hacer estudiar a sus hijos. -Sí, por supuesto. Te digo que un sector medio era eso, trabajaban mi viejo y mi vieja y me acuerdo de mi viejo siempre ayudándole a mi vieja. Éramos un sector medio pero éramos siete hermanos, así que había que echarle a la olla para aguantar. Yo era el cuarto hijo y el tercer varón. Siempre usé la ropa a medida; a medida que la dejaba el César la aga-
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