QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO V

210 Juan Carlos Bataller —¿Cómo fue eso? —Cuando trabajaba con don Mariano Moreno me quise independizar y me puse un restaurante, cerca del Museo del Prado, que se llamaba Giuseppe Archimboldo. Después mi vida cambió porque me divorcié por segunda vez y tenía una hija de 8 años. Como nos llevábamos bien, mi exseñora le preguntó a la niña con quién quería vivir. Y la niña dijo que quería vivir conmigo. Pasé de padre a madre, hasta los 27 años que vivió conmigo. —¿Cómo te las ingeniabas para viajar? —La llevaba al colegio en la mañana, me iba al restaurante, la retiraba, y después todo fue encajando. —De pronto aparece este proyecto de los restaurantes De María, que es una cadena importante. —Son once restaurantes. Empezó de la nada. Los sábados yo iba a comer a un lugar que se llama El Gaucho; me atendía un señor que se llama Guillermo Rodríguez Fernández y en la caja había una señora, María José Madcor. Comía ahí, con mi hija, los días sábados. Yo me tomaba los sábados de franco y los domingos en la noche. Un día este hombre desapareció. Otro día, después de un partido, cuando Jorge (Valdano) se hizo cargo del Real Madrid, yo estaba en la cancha. Desde atrás de un alambrado me llamaba una persona. Era Gui- llermo, para darme una tarjeta de su restaurante que había inaugu- rado: De María. —¿Por qué se llamó así? —Porque la señora de Guillermo se llama María. Después empeza- mos una amistad. Yo vendí el restaurante e iniciamos un compromiso. Trabajé dos años con Alfredo Bataller, tu hermano, temas inmobilia- rios, y después empezamos con Guillermo a armar la cadena. Y llevo 22 años de gerente. —¿Cómo es la vida de un inmigrante?, que a lo mejor tiene dos pa- trias pero también está separado de las dos. —Es según como te toque mentalmente. Hay gente que viene a estar con un pie aquí y otro allá, a esos les suele ir mal. Si vos venís a apos- tar, podés tener éxito. Yo no puedo decir nada de España y de los es-

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